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Una Vez Atado
Blake Pierce


Un Misterio de Riley Paige #12
ВЎUna obra maestra del gГ©nero de thriller y misterio! El autor hizo un trabajo magnГ­fico desarrollando a los personajes psicolГіgicamente, tanto asГ­ que sientes que estГЎs en sus mentes, vives sus temores y aclamas sus Г©xitos. La trama es muy inteligente y te mantendrГЎ entretenido durante todo el libro. Este libro te mantendrГЎ pasando pГЎginas hasta bien entrada la noche debido a sus giros inesperados. Books and Movies Reviews, Roberto Mattos (Sobre Una vez desaparecido) UNA VEZ ATADO es el libro #12 de la serie exitosa de misterio de Riley Paige, que comienza con UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1), ВЎuna descarga gratuita con mГЎs de 1. 000 opiniones de cinco estrellas! En este thriller emocionante, mujeres estГЎn siendo encontradas asesinadas en vГ­as de ferrocarril por todo el paГ­s, obligando al FBI a actuar, encontrГЎndose en una carrera contra el tiempo para atrapar al asesino en serie. La agente especial del FBI, Riley Paige, quizГЎ se encontrГі con la horma de su zapato: un asesino sГЎdico, que ata a sus vГ­ctimas a vГ­as para ser asesinadas por los trenes que se aproximan. Un asesino lo suficientemente inteligente como para evitar ser capturado en muchos estados, y lo suficientemente encantador como para pasar desapercibido. Pronto aprende que tendrГЎ que trabajar duro para poder entrar en su mente enfermiza, una mente en la que no estГЎ segura que quiere entrar. Y todo llega a su clГ­max de una forma tan estremecedora, que ni Riley lo pudo haber visto venir. Un thriller psicolГіgico oscuro con suspenso emocionante, UNA VEZ ATADO es el libro #12 de una nueva serie fascinante, con un nuevo personaje querido, que te dejarГЎ pasando pГЎginas hasta bien entrada la noche. El Libro #13 de la serie de Riley Paige estarГЎ disponible pronto.







U N A V E Z A T A D O



(UN MISTERIO DE RILEY PAIGE—LIBRO 12)



B L A K E P I E R C E


Blake Pierce



Blake Pierce es el autor de la serie exitosa de misterio RILEY PAIGE que cuenta con trece libros hasta los momentos. Blake Pierce tambiГ©n es el autor de la serie de misterio de MACKENZIE WHITE (que cuenta con nueve libros), de la serie de misterio de AVERY BLACK (que cuenta con seis libros), de la serie de misterio de KERI LOCKE (que cuenta con cinco libros), de la serie de misterio LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE (que cuenta con tres libros), de la serie de misterio de KATE WISE (que cuenta con dos libros), de la serie de misterio psicolГіgico de CHLOE FINE (que cuenta con dos libros) y de la serie de misterio psicolГіgico de JESSE HUNT (que cuenta con tres libros).



Blake Pierce es un ГЎvido lector y fan de toda la vida de los gГ©neros de misterio y los thriller. A Blake le encanta comunicarse con sus lectores, asГ­ que por favor no dudes en visitar su sitio web www.blakepierceauthor.com (http://www.blakepierceauthor.com/) para saber mГЎs y mantenerte en contacto.



Derechos de autor В© 2018 por Blake Pierce. Todos los derechos reservados. A excepciГіn de lo permitido por la Ley de Derechos de Autor de Estados Unidos de 1976 y las leyes de propiedad intelectual, ninguna parte de esta publicaciГіn puede ser reproducida o distribuida en cualquier forma o por cualquier medio, o almacenada en un sistema de bases de datos o de recuperaciГіn sin el previo permiso del autor. Este libro electrГіnico estГЎ licenciado para tu disfrute personal solamente. Este libro electrГіnico no puede ser revendido o dado a otras personas. Si te gustarГ­a compartir este libro con otras personas, por favor compra una copia adicional para cada destinatario. Si estГЎs leyendo este libro y no lo compraste, o no fue comprado solo para tu uso, por favor regrГ©salo y compra tu propia copia. Gracias por respetar el trabajo arduo de este autor. Esta es una obra de ficciГіn. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son productos de la imaginaciГіn del autor o se emplean como ficciГіn. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es totalmente coincidente. Los derechos de autor de la imagen de la cubierta son de Photographee.eu, utilizada bajo licencia de Shutterstock.com.


LIBROS ESCRITOS POR BLAKE PIERCE



SERIE DE MISTERIO PSICOLГ“GICO DE SUSPENSO DE JESSE HUNT

EL ESPOSA PERFECTA (Book #1)

EL TIPO PERFECTO (Book #2)



SERIE DE MISTERIO PSICOLГ“GICO DE SUSPENSO DE CHLOE FINE

Al LADO (Libro #1)

LA MENTIRA DEL VECINO (Libro #2)

CALLEJГ“N SIN SALIDA (Libro #3)



SERIE DE MISTERIO DE KATE WISE

SI ELLA SUPIERA (Libro #1)

SI ELLA VIERA (Libro #2)



SERIE LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE

VIGILANDO (Libro #1)

ESPERANDO (Libro #2)

ATRAYENDO (Libro #3)



SERIE DE MISTERIO DE RILEY PAIGE

UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1)

UNA VEZ TOMADO (Libro #2)

UNA VEZ ANHELADO (Libro #3)

UNA VEZ ATRAГЌDO (Libro #4)

UNA VEZ CAZADO (Libro #5)

UNA VEZ CONSUMIDO (Libro #6)

UNA VEZ ABANDONADO (Libro #7)

UNA VEZ ENFRIADO (Libro #8)

UNA VEZ ACECHADO (Libro #9)

UNA VEZ PERDIDO (Libro #10)

UNA VEZ ENTERRADO (Libro #11)

UNA VEZ ATADO (Libro #12)

UNA VEZ ATRAPADO (Libro #13)

UNA VEZ LATENTE (Libro #14)



SERIE DE MISTERIO DE MACKENZIE WHITE

ANTES DE QUE ASESINE (Libro #1)

ANTES DE QUE VEA (Libro #2)

ANTES DE QUE DESEE (Libro #3)

ANTES DE QUE ARREBATE (Libro #4)

ANTES DE QUE NECESITE (Libro #5)

ANTES DE QUE SIENTA (Libro #6)

ANTES DE QUE PEQUE (Libro #7)

ANTES DE QUE CACE (Libro #8)

ANTES DE QUE SE APROVECHE (Libro #9)

ANTES DE QUE ANHELE (Libro #10)

ANTES DE QUE SE DESCUIDE (Libro #11)



SERIE DE MISTERIO DE AVERY BLACK

UNA RAZГ“N PARA MATAR (Libro #1)

UNA RAZГ“N PARA HUIR (Libro #2)

UNA RAZГ“N PARA ESCONDERSE (Libro #3)

UNA RAZГ“N PARA TEMER (Libro #4)

UNA RAZГ“N PARA RESCATAR (Libro #5)

UNA RAZГ“N PARA ATERRARSE (Libro #6)



SERIE DE MISTERIO DE KERI LOCKE

UN RASTRO DE MUERTE (Libro #1)

UN RASTRO DE ASESINATO (Libro #2)

UN RASTRO DE VICIO (Libro #3)

UN RASTRO DE CRIMEN (Libro #4)

UN RASTRO DE ESPERANZA (Libro #5)


CONTENIDO

PRГ“LOGO (#u6be285e2-85d4-5ac0-b1ec-2da8b626da2f)

CAPГЌTULO UNO (#u9dd4500e-1b15-5445-beb8-589f53086f93)

CAPГЌTULO DOS (#ub0b44cba-614d-52b6-99d8-1ac554e13b03)

CAPГЌTULO TRES (#udbce7bb6-bb15-545f-a9a2-d4dc216a71b5)

CAPГЌTULO CUATRO (#u7de40929-3ba2-5e18-a507-0dce553d97f5)

CAPГЌTULO CINCO (#u560c217d-7b00-591c-bf6a-240133e8da04)

CAPГЌTULO SEIS (#uf84bc626-fd88-5240-994e-ac063179de14)

CAPГЌTULO SIETE (#ue3e360b9-2233-568a-951b-e23d8d12589e)

CAPГЌTULO OCHO (#ud7416ceb-e025-5011-ae9d-b06e37066627)

CAPГЌTULO NUEVE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO DIEZ (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO ONCE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO DOCE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TRECE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO CATORCE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO QUINCE (#litres_trial_promo)

CAPÍTULO DIECISÉIS (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO DIECISIETE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO DIECIOCHO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO DIECINUEVE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTIUNO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTIDГ“S (#litres_trial_promo)

CAPÍTULO VEINTITRÉS (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTICUATRO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTICINCO (#litres_trial_promo)

CAPÍTULO VEINTISÉIS (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTISIETE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTIOCHO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO VEINTINUEVE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y UNO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y DOS (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y TRES (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y CUATRO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y CINCO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y SEIS (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y SIETE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y OCHO (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO TREINTA Y NUEVE (#litres_trial_promo)

CAPГЌTULO CUARENTA (#litres_trial_promo)




PRГ“LOGO


Mientras recobraba el conocimiento lentamente, Reese Fisher se dio cuenta de que estaba muy adolorida. Le dolГ­a la nuca y su crГЎneo se sentГ­a como si fuera a estallar de tanto palpitar.

Ella abriГі los ojos solo para ser cegada por la deslumbrante luz solar, asГ­ que volviГі a cerrar los ojos con fuerza.

«¿Dónde estoy? —se preguntó—. ¿Cómo llegué aquí?»

SentГ­a un hormigueo aparte del dolor, especialmente en sus extremidades.

TratГі de mover sus brazos y piernas para deshacerse del hormigueo, pero descubriГі que no pudo. Sus brazos, manos y piernas estaban inmovilizados de alguna forma.

Se preguntГі si habГ­a tenido un accidente.

Tal vez habГ­a sido atropellada por un auto.

O tal vez habГ­a sido despedida de su propio auto y ahora yacГ­a en el pavimento duro.

No entendГ­a nada.

ВїPor quГ© no podГ­a recordar?

ВїY por quГ© no podГ­a moverse? ВїSu cuello estaba roto o algo asГ­?

No, ella sentГ­a el resto de su cuerpo, solo que no podГ­a mover nada.

TambiГ©n sentГ­a el sol caliente en su rostro, y no querГ­a volver a abrir los ojos.

Se esforzГі en pensar... ВїDГіnde habГ­a estado y quГ© habГ­a estado haciendo justo antes de esto sucediera?

RecordГі, o creyГі recordar, haberse subido al tren en Chicago, encontrado un buen asiento y estado en su camino de regreso a Millikan.

ВїPero habГ­a llegado a Millikan?

ВїSe habГ­a bajado del tren?

SГ­, creГ­a que sГ­. HabГ­a sido una maГ±ana brillante y soleada en la estaciГіn de tren, y estaba ansiando su caminata de casi dos kilГіmetros a su casa.

Pero luego…

ВїQuГ©?

El resto estaba fragmentado, incluso onГ­rico.

Era como una de esas pesadillas de estar en grave peligro pero no poder correr, no poder moverse en absoluto. Ella habГ­a querido luchar, librarse de alguna amenaza, pero no pudo.

TambiГ©n recordГі una presencia maligna, un hombre cuyo rostro no podГ­a recordar en este momento.

«¿Qué me hizo este hombre? —se preguntó—. ¿Y dónde estoy yo?»

Se dio cuenta de que al menos podГ­a girar la cabeza. Se apartГі de la deslumbrante luz solar y finalmente logrГі abrir los ojos y mantenerlos abiertos. Vio unas lГ­neas curvas que se extendГ­an lejos de ella. Pero parecГ­an abstractas e incomprensibles.

Entonces entendiГі por quГ© su nuca le dolГ­a tanto.

YacГ­a en un largo tramo curvado de acero color rojizo, caliente bajo la luz solar brillante.

Se retorciГі un poco y sintiГі una rugosidad contra su espalda. Se sentГ­a como roca triturada.

Poco a poco comenzГі a ver las lГ­neas abstractas con nitidez y pudo descifrar lo que eran.

A pesar del sol caliente, su cuerpo se congelГі a lo que entendiГі.

Estaba en unas vГ­as fГ©rreas.

Pero ВїcГіmo habГ­a llegado allГ­?

ВїY por quГ© no podГ­a moverse?

Mientras luchaba, se dio cuenta de que sГ­ podГ­a moverse, al menos un poco.

PodГ­a retorcerse, girar su torso y tambiГ©n sus piernas, aunque no podГ­a separarlas por alguna razГіn.

El hormigueo que no habГ­a podido sacudir ahora estaba convirtiГ©ndose en oleadas de miedo.

Estaba atada a las vГ­as fГ©rreas, su cuello amarrado a la vГ­a.

«No —se dijo a sí misma—. Esto es imposible.»

TenГ­a que ser uno de esos sueГ±os en los que se encontraba inmovilizada e indefensa y en grave peligro.

Ella cerrГі los ojos de nuevo, esperando despertarse de la pesadilla.

Pero entonces sintiГі una vibraciГіn fuerte en su cuello y un estruendo en sus oГ­dos.

El estruendo estaba haciГ©ndose mГЎs fuerte. La vibraciГіn se volviГі penetrante y aguada, y sus ojos se abrieron de golpe.

No podГ­a ver muy lejos por la curvatura de las vГ­as, pero sabГ­a cuГЎl era la fuente de esa vibraciГіn y ruido.

Era un tren que se aproximaba.

Su corazГіn latГ­a con fuerza y sintiГі un terror que la inundГі completa. ComenzГі a retorcerse frenГ©ticamente, pero fue completamente inГєtil.

No podГ­a liberar sus brazos y piernas, y no podГ­a alejar su cuello de la vГ­a.

El estruendo era ahora un ruido ensordecedor, y de repente...

... entrГі a la vista la parte delantera color naranja rojiza de un motor diГ©sel enorme.

SoltГі un grito, un grito que para ella fue demasiado fuerte.

Pero entonces se dio cuenta de que no era su propio grito lo que habГ­a oГ­do.

Era el ruido ensordecedor del silbato del tren.

Ahora sintiГі una oleada extraГ±a de ira.

El ingeniero habГ­a sonado el silbato...

«¿Por qué demonios no se detiene?», pensó.

Pero obviamente no podГ­a hacerlo lo suficientemente rГЎpido a la velocidad en que iba.

OyГі un sonido chirriante cuando el ingeniero tratГі de detener la montaГ±a de metal.

El motor llenaba ahora todo su campo visual, y vio unos ojos mirando por el parabrisas...

... ojos que se veГ­an tan aterrados como ella se sentГ­a.

Era como mirarse en un espejo... y no querГ­a ver lo que estaba viendo.

Reese Fisher cerrГі los ojos, sabiendo que esa serГ­a la Гєltima vez que lo harГ­a.




CAPГЌTULO UNO


Cuando Riley oyГі el auto detenerse frente a su casa urbana, se preguntГі si realmente serГ­a capaz de hacer esto.

EstudiГі su rostro en el espejo de su baГ±o, con la esperanza de que no pareciera demasiado obvio que habГ­a estado llorando. Luego bajГі las escaleras, donde su familia ya se habГ­a reunido en la sala de estar: su ama de llaves, Gabriela, su hija de quince aГ±os de edad, April, y Jilly, la niГ±a de trece aГ±os de edad que Riley estaba en trГЎmites de adoptar.

Y entre ellos, flanqueado por un par de maletas grandes, estaba el joven Liam de quince aГ±os de edad, sonriГ©ndole tristemente a Riley.

«Realmente está sucediendo —pensó— En este mismo momento.»

Se recordГі a sГ­ misma que esto era lo mejor.

Aun asГ­, no pudo evitar sentirse triste.

En ese momento se oyГі el sonido del timbre y Jilly corriГі a abrir la puerta principal.

Un hombre y una mujer cincuentones entraron a la casa con grandes sonrisas en sus rostros. La mujer corriГі a Liam, pero el hombre se acercГі a Riley.

—Usted debe ser la señora Paige —dijo.

—Riley, por favor —dijo Riley, su voz un poco entrecortada.

—Soy Scott Schweppe, tío de Liam. —Se volvió hacia su mujer, quien estaba dándole un gran abrazo a Liam, y agregó—: Y esta es mi esposa, Melinda. Pero supongo que ya lo sabe. De todos modos, estamos encantados de conocerla.

Riley tomГі la mano que le ofrecГ­a y vio que su apretГіn de manos era cГЎlido y fuerte.

A diferencia de Riley, Melinda no se molestó en contener sus lágrimas. Mirando a su sobrino, le dijo: —¡Oh, Liam! ¡Teníamos tanto tiempo sin verte! Estabas tan pequeño la última vez que te vimos. ¡Te has convertido en un joven tan apuesto!

Riley respirГі profundo varias veces.

В«Esto es lo mejorВ», se repitiГі a sГ­ misma.

Sin embargo, hasta hace un par de dГ­as, era lo Гєltimo que habГ­a esperado que sucediera.

ParecГ­a que fue ayer cuando Liam se mudГі con Riley y su familia. De hecho, habГ­a estado aquГ­ menos de dos meses, pero Liam habГ­a encajado a la perfecciГіn y todos estaban muy apegados a Г©l.

Pero se habГ­an enterado que el chico tenГ­a parientes que querГ­an que Г©l se fuera a vivir con ellos.

Riley le dijo a la pareja: —Siéntense, por favor. Pónganse cómodos.

Melinda se secГі las lГЎgrimas con un paГ±uelo y ella y Scott se sentaron en el sofГЎ. Todos los demГЎs encontraron lugares para sentarse excepto Gabriela, quien se fue a toda prisa a la cocina para buscar refrigerios.

Riley se sintiГі un poco aliviada cuando April y Jilly comenzaron a charlar con Scott y Melinda sobre su viaje de dos dГ­as desde Omaha, preguntГЎndoles dГіnde habГ­an pasado la noche y cГіmo habГ­a estado el clima durante el viaje. Jilly parecГ­a estar de buen humor, pero Riley detectГі tristeza detrГЎs de la actitud alegre de April. DespuГ©s de todo, ella es la que mГЎs habГ­a estado apegada a Liam.

Mientras Riley escuchГі, observГі a la pareja de cerca.

Scott y su sobrino se parecГ­an bastante. Igual de desgarbados, de pelo rojo brillante y tez pecosa. Melinda era robusta y parecГ­a un ama de casa bondadosa perfectamente convencional.

Gabriela regresó rápidamente con una bandeja con café, azúcar y crema y ​unas deliciosas galletas caseras guatemaltecas llamadas champurradas. Les sirvió a todos mientras hablaban.

Riley se percatГі de que la tГ­a de Liam la estaba mirando.

Con una cálida sonrisa, Melinda dijo: —Riley, Scott y yo no sabemos cómo agradecerle.

—Eh... fue un placer para mí —dijo Riley—. Es un chico muy encantador.

Scott negó con la cabeza y dijo: —No tenía ni la menor idea de lo mucho que habían empeorado las cosas con mi hermano, Clarence. Llevábamos mucho tiempo distanciados. La última vez que supe de él fue hace años, cuando la madre de Liam lo dejó. Debimos haber permanecido en contacto, aunque solo por el bien de Liam.

Riley no sabГ­a quГ© decir. ВїCuГЎnto les habГ­a dicho Liam a sus tГ­os sobre lo que habГ­a pasado?

Ella recordaba todo con demasiada intensidad.

April habГ­a empezado a salir con Liam, y Г©l le habГ­a agradado a Riley de inmediato. Pero despuГ©s de una llamada desesperada de April, Riley se habГ­a apresurado a la casa de Liam para encontrarlo siendo salvajemente golpeado por su padre borracho. Riley habГ­a sometido al hombre, pero no dejГі a Liam bajo su cuidado. Riley se llevГі a Liam a su casa y acomodГі un lugar para que durmiera en su sala familiar.

Esta situaciГіn de vivienda obviamente habГ­a sido precaria.

El padre de Liam siguiГі llamando y enviГЎndole mensajes de texto a su hijo con la promesa de que cambiarГ­a y no beberГ­a mГЎs, solo para chantajearlo emocionalmente. Y eso habГ­a sido muy difГ­cil para Liam.

Scott continuó: —Me sorprendió mucho cuando Clarence me llamó de la nada la semana pasada. Sonaba totalmente desquiciado. Él quería mi ayuda para recuperar a Liam. Me dijo que... bueno, dijo bastantes cosas...

Riley se imaginГі algunas de las В«cosasВ» que el padre de Liam habГ­a dicho, incluyendo cuГЎn horrible y vil habГ­a sido Riley por quitarle a Liam.

—Clarence dijo que había dejado de beber —dijo Scott—. Pero yo estaba seguro de que me había llamado borracho. Ayudarlo a recuperar a Liam hubiese sido una locura. Así que me pareció que solo había una cosa por hacer.

Riley sintiГі una sacudida emocional ante esas palabras:

... que solo habГ­a una cosa por hacer.

Obviamente esa cosa no era dejar que Liam se quedara viviendo con la familia de Riley.

Era sentido comГєn.

DebГ­a irse a vivir con sus parientes mГЎs cercanos.

Melinda apretó la mano de Scott y le dijo a Riley: —Nuestros hijos están independizados. Criamos a tres hijos, a dos varones y una hembra. Nuestra hija está terminando su último año en la universidad, y nuestros hijos son exitosos y ya están casados, listos para comenzar sus propias familias. Así que estamos solos en nuestra casa grande y echamos de menos oír voces jóvenes. Para nosotros, este es el momento perfecto.

Una vez mГЎs, Riley sintiГі una punzada de dolor.

... el momento perfecto.

Por supuesto que era el momento perfecto. Lo que es mГЎs, estas eran las personas perfectas, o lo mГЎs perfectas que se podrГ­a esperar que fueran unos padres.

В«Probablemente son mucho mejores padres que yoВ», pensГі Riley.

A Riley aГєn le costaba equilibrar los deberes de ser madre y los deberes a menudo contradictorios y a veces peligrosos de ser agente del FBI en su vida complicada.

De hecho, a veces le parecГ­a casi imposible, y tener a Liam aquГ­ no le habГ­a facilitado las cosas.

A menudo sentГ­a que no estaba atendiendo a sus hijos como debГ­a, incluyendo a Liam. HabГ­a rebosado su vaso al acogerlo.

AdemГЎs, ВїcГіmo podrГ­a seguir viviendo en esa sala familiar hasta que fuera a la universidad?

ВїCГіmo podrГ­a pagarle la universidad de todos modos?

No, esto realmente era lo mejor.

Jilly y April mantuvieron viva la conversaciГіn, haciГ©ndoles preguntas sobre sus hijos.

Mientras tanto, la mente de Riley se estaba llenando de preocupaciones.

SentГ­a que habГ­a llegado a conocer bien a Liam en este poco tiempo. DespuГ©s de aГ±os de distanciamiento de Г©l y su padre, ВїquГ© sabГ­an estas personas de Г©l? Ella sabГ­a que Scott era el dueГ±o de una tienda de bicicletas prГіspera. TambiГ©n parecГ­a estar en muy buena forma para su edad.

ВїEntenderГ­a que Liam era torpe y no deportista por naturaleza?

Cualquier cosa menos un atleta, a Liam le gustaba leer y estudiar, y Г©l era el capitГЎn del equipo de ajedrez escolar.

ВїScott y Linda sabrГ­an cГіmo relacionarse con Г©l? ВїLes gustarГ­a hablar con Г©l tanto como a Riley le gustaba? ВїCompartГ­an alguno de sus intereses?

ВїO Liam terminarГ­a sintiГ©ndose solo y fuera de lugar?

Pero Riley se recordГі a sГ­ misma que no tenГ­a por quГ© preocuparse por estas cosas.

В«Esto es lo mejorВ», se repitiГі a sГ­ misma.

Pronto, demasiado pronto para Riley, Scott y Melinda se terminaron sus galletas y cafГ© y le agradecieron a Gabriela por los refrigerios deliciosos. HabГ­a llegado el momento de irse. DespuГ©s de todo, serГ­a un largo viaje de regreso a Omaha.

Scott tomГі las maletas de Liam y se dirigiГі hacia el auto.

Melinda tomГі la mano de Riley.

Ella dijo: —Una vez más, simplemente no sabemos cómo agradecerle por haber estado allí cuando Liam lo necesitaba.

Riley se limitГі a asentir, y Melinda siguiГі a su esposo afuera.

Luego Riley se encontrГі cara a cara con Liam.

Sus ojos estaban muy abiertos, y miraba a Riley como si apenas se hubiera dado cuenta de que se iba.

—Riley —dijo Liam, su voz chirriante—, nunca tuvimos la oportunidad de jugar una partida de ajedrez.

Riley sintiГі una punzada de remordimiento. Liam habГ­a estado enseГ±ando a April a jugar, pero ella de alguna forma nunca llegГі a jugar con Г©l.

Ahora sentГ­a que nunca habГ­a llegado a hacer demasiadas cosas.

—No te preocupes —dijo—. Podemos jugar en línea. Digo, obviamente te mantendrás en contacto con nosotras. Todos esperamos tener noticias tuyas. Y muchas. Si no, yo misma iré a Omaha. No creo que querrás al FBI tocando tu puerta.

Liam se echГі a reГ­r y dijo:

—No te preocupes. Me mantendré en contacto. Y definitivamente jugaremos ajedrez. —Con una sonrisa traviesa, agregó—: Te daré una paliza.

Riley se echó a reír, lo abrazó y le dijo: —En tus sueños.

Pero obviamente sabГ­a que tenГ­a razГіn. Era una muy buena jugadora de ajedrez, pero no lo suficientemente buena como para ganarle a un chico brillante como Liam.

ViГ©ndose como si estuviera al borde del llanto, Liam saliГі corriendo de la casa. Se metiГі en el auto con Scott y Melinda, y se alejaron conduciendo de la entrada.

Mientras Riley se quedГі mirando, oyГі a Jilly y Gabriela limpiando en la cocina.

Entonces sintiГі a alguien apretar su mano. Se dio la vuelta y vio que era April, mirГЎndola con preocupaciГіn.

—¿Estás bien, mamá?

Riley no podГ­a creer que April era la que estaba mostrando compasiГіn en este momento. DespuГ©s de todo, Liam habГ­a sido su novio cuando se mudГі a su casa. Pero su romance habГ­a quedado atrГЎs desde entonces. HabГ­an tenido que ser hermanos solamente, segГєn las palabras de Gabriela.

April habГ­a lidiado con el cambio con gracia y madurez.

—Estoy bien —dijo Riley—. ¿Y tú? ¿Cómo te sientes?

April parpadeГі un poco, pero parecГ­a estar en control de sus emociones.

—Estoy bien —dijo ella.

Riley recordГі algo que April habГ­a planeado hacer con Liam cuando se terminara la escuela.

Le dijo a April: —¿Todavía estás pensando ir al campamento de ajedrez este verano?

April negГі con la cabeza y respondiГі:

—Sin Liam simplemente no sería igual.

—Entiendo —dijo Riley.

April apretó la mano de Riley un poco más y dijo: —Esto que hicimos fue muy bueno, ¿cierto? Hablo de esto de ayudar a Liam.

—Desde luego que sí —dijo Riley, apretando la mano de April.

Luego se quedГі mirando a su hija por un momento. Se veГ­a tan crecida en este momento, y Riley se sintiГі profundamente orgullosa de ella.

Obviamente, como todas las madres, se preocupaba por el futuro de April.

Le preocupГі mucho cuando April le anunciГі que querГ­a ser agente del FBI.

ВїEse era que el tipo de vida que Riley querГ­a para su hija?

Se recordГі a sГ­ misma una vez mГЎs que lo que ella querГ­a no importaba.

Su trabajo como madre era hacer todo lo posible para hacer posible los sueГ±os de su hija.

April se estaba empezando a inquietar bajo la mirada intensa y amorosa de Riley.

—Eh... ¿Te pasa algo, mamá? —preguntó April.

Riley se limitГі a sonreГ­r. HabГ­a estado esperando el momento adecuado para hablar de algo especial con April. Y si este no era el momento adecuado, entonces nunca lo serГ­a.

—Subamos —le dijo Riley a April—. Tengo una sorpresa para ti.




CAPГЌTULO DOS


Mientras Riley subiГі las escaleras junto a April, se preguntГі si realmente habГ­a tomado la decisiГіn correcta. Pero sentГ­a que April estaba emocionada por lo que podrГ­a ser la В«sorpresaВ».

PensГі que April tambiГ©n se veГ­a un poco nerviosa.

В«No mГЎs nerviosa que yoВ», se dio cuenta Riley. Pero supuso que ya no podГ­a cambiar de opiniГіn.

Ambas entraron en la habitaciГіn de Riley.

Un vistazo a la expresiГіn en el rostro de su hija convenciГі a Riley a no dar ninguna explicaciГіn anticipada. Se fue a su clГіset, donde una nueva pequeГ±a caja fuerte negra yacГ­a en el estante. MarcГі los nГєmeros en el teclado numГ©rico y luego sacГі algo y lo colocГі sobre la cama.

Los ojos de April se abrieron de par en par ante lo que vio.

—¡Una pistola! —exclamó—. ¿Es...?

—Tuya —interrumpió Riley—. Bueno, legalmente sigue siendo mía. La ley de Virginia dice que no puedes tener un arma de fuego hasta los dieciocho años. Pero puedes aprender con esta hasta entonces. Trabajaremos poco a poco hasta que lleguemos a esta pero, si aprendes a usarla bien, será tuya.

April estaba boquiabierta.

—¿La quieres? —preguntó Riley.

April parecГ­a no saber quГ© decir.

«¿Esto es un error?», se preguntó Riley. Tal vez April no se sentía preparada para esto.

Riley dijo: —Dijiste que querías convertirte en agente del FBI.

April asintiГі con entusiasmo.

Riley dijo: —Por eso pensé que podría ser una buena idea empezar a entrenarte para usar armas. ¿Qué te parece?

—Sí, me parece bien —dijo April—. Esto es maravilloso. Realmente increíble. Gracias, mamá. Estoy abrumada. Realmente no había esperado esto.

—Yo tampoco. O sea, no había esperado hacer algo como esto a estas alturas. Tener un arma es una gran responsabilidad, una que muchos adultos no pueden manejar. —Riley sacó el arma del estuche y se la mostró a April—. Esta es un Ruger SR22, una pistola semiautomática calibre 22.

—¿Una calibre 22? —preguntó April.

—Créeme, esto no es un juguete. No quiero que entrenes con más calibres aún. Una calibre 22 puede ser tan peligrosa como cualquier otra arma, tal vez más. Más personas mueren por este calibre que cualquier otro. Trátala con cuidado y respeto. Solo la vas a manejar para fines de formación. La mantendré en mi clóset el resto del tiempo. Estará en una caja fuerte que solo se puede abrir con una combinación. Por los momentos, yo soy la única que tendrá esa combinación.

—Por supuesto —dijo April—. No quiero que esté tirada por ahí.

Riley añadió: —Y prefiero que no le menciones esto a Jilly.

—¿Y a Gabriela?

Riley sabГ­a que era una buena pregunta. Lo de Jilly simplemente era una cuestiГіn de madurez. PodrГ­a sentirse celosa y querer una pistola propia, lo cual no sucederГ­a. En cuanto a Gabriela, Riley sospechaba que podrГ­a alarmarse al enterarse de que April aprenderГ­a a usar un arma.

—Quizá le diga. Pero todavía no. —Riley sacó el cartucho vacío y agregó—: Siempre debes sabes si el arma está cargada o no.

Ella le entregГі el arma descargada a April, cuyas manos estaban temblando un poco.

Riley estuvo a punto de decir en broma…

—Lo siento, no encontré una pistola rosa.

Pero se lo pensГі mejor. No se podГ­a bromear sobre estas cosas.

April dijo: —Pero ¿qué hago con ella? ¿Dónde? ¿Cuándo?

—Ahora mismo —dijo Riley—. Vamos.

Riley metiГі la pistola en su estuche y se lo llevГі con ella mientras bajaban las escaleras. Afortunadamente, Gabriela estaba trabajando en la cocina y Jilly estaba en la sala familiar, asГ­ que no tuvieron que hablar de lo que habГ­a en el estuche.

April fue a la cocina y le dijo a Gabriela que ella y Riley iban a salir, y luego se dirigiГі a la sala familiar y le dijo a Jilly lo mismo. La chica mГЎs joven parecГ­a estar fascinada por algo que estaban pasando en la TV, y ella se limitГі a asentir.

Riley y April salieron por la puerta principal y se subieron al auto. Riley las llevГі a una tienda de armas llamada Armas Smith, donde habГ­a comprado el arma hace un par de dГ­as. Cuando ella y April entraron, se encontraron rodeadas de armas de fuego de todo tipo y tamaГ±o colgando de las paredes y en vitrinas.

Fueron recibidas por Brick Smith, el dueГ±o de la tienda. Era un hombre grande con barba que llevaba una camisa a cuadros y una sonrisa amplia y cordial.

—Hola, Sra. Paige —dijo—. Me da gusto verla de nuevo. ¿Qué se le ofrece?

Riley dijo: —Esta es mi hija, April. Vinimos para probar la Ruger que compré aquí hace unos días.

Brick Smith se veГ­a entretenido. Riley recordГі el dГ­a que trajo a su propio novio, Blaine, aquГ­ para comprarse un arma. En aquel entonces, Brick se habГ­a visto un poco desconcertado por el hecho de que una mujer le estaba comprando un arma a un hombre. Su sorpresa se esfumГі a lo que se enterГі de que Riley era agente del FBI.

No se veГ­a ni un poco sorprendido ahora.

«Se está acostumbrando a mí —pensó Riley—. Excelente. No todo el mundo lo hace.»

—Vaya, vaya, vaya —dijo, mirando a April—. No me dijo que el arma que estaba comprando era para su hijita.

Esas palabras sacudieron a Riley un poco...

... su hijita.

Se preguntГі si April se habГ­a ofendido.

Riley mirГі a April y vio que todavГ­a se veГ­a un poco abrumada.

В«Supongo que se siente como una niГ±ita en este momentoВ», pensГі Riley.

Brick llevГі a April y a Riley al campo de tiro sorprendentemente grande que quedaba detrГЎs de la tienda, y luego las dejГі solas.

—Lo primero es lo primero —dijo Riley, señalando una lista larga en la pared—. Lee estas reglas. Avísame si tienes una duda.

Riley se quedГі mirando a April leer las reglas, que por supuesto cubrГ­an todos los elementos esenciales de seguridad, incluyendo nunca apuntar el arma en ninguna direcciГіn salvo el objetivo. Mientras April leГ­a con una expresiГіn seria, Riley sintiГі una extraГ±a sensaciГіn de deja vu. RecordГі cuando habГ­a traГ­do a Blaine aquГ­ para comprar y probar su nueva arma.

Era un recuerdo algo amargo.

Durante el desayuno en su casa despuГ©s de su primera noche haciendo el amor, Blaine le habГ­a dicho con vacilaciГіn:

—Creo que necesito comprar un arma. Para tener con qué protegerme en mi casa.

Obviamente Riley habГ­a entendido la razГіn. HabГ­a corrido peligro desde que la conociГі. Y resultГі que habГ­a necesitado esa arma unos dГ­as despuГ©s, no solo para defenderse a sГ­ mismo, sino tambiГ©n a toda la familia de Riley, de un convicto fugitivo peligroso, Shane Hatcher. Blaine casi habГ­a matado al hombre.

Riley volviГі a sentir una punzada de culpa por ese terrible incidente.

«¿Nadie estará a salvo si formo parte de su vida? —se preguntó a sí misma—. ¿Todos los que conozco necesitarán armas por mí?»

April terminГі de leer las reglas, y ella y Riley se dirigieron a una de las cabinas vacГ­as, donde April se colocГі los equipos de protecciГіn para sus ojos y oГ­dos. Riley sacГі el arma del estuche y la colocГі enfrente de April.

April se veГ­a intimidada mientras la miraba.

«Excelente —pensó Riley—. Debería sentirse intimidada.»

April dijo: —Esta es diferente a la pistola que le compraste a Blaine.

—Eso es correcto. Yo le compré una Smith and Wesson 686, un revólver de calibre 38. Un arma mucho más poderosa. Pero sus necesidades son diferentes. Solo quería ser capaz de defenderse a sí mismo. No estaba considerando trabajar en las fuerzas del orden como tú. —Riley levantó el arma y se la mostró a April—. Hay muchas diferencias entre un revólver y una semiautomática. Una semiautomática tiene un montón de ventajas, pero también varias desventajas: tiros errados ocasionales, doble alimentación, balas atascadas. No quería que Blaine tuviera que lidiar con nada de eso, no en caso de una emergencia. Pero tú... Bueno, deberías comenzar a aprender de ellas de inmediato, en un entorno seguro en el que tu vida no esté en peligro.

Riley comenzó a mostrarle a April lo que necesitaba saber: cómo meterle rondas al cartucho, cómo colocar el cartucho en el arma y ​​cómo descargarlo de nuevo.

—Ahora bien, esta arma puede ser utilizada tanto en simple acción o doble acción. Simple acción es cuando tienes que montar el martillo antes de apretar el gatillo. Luego el arma carga automáticamente una y otra vez. Puedes disparar rápidamente hasta que el cartucho se vacíe. Esa es la gran ventaja de una semiautomática. —Riley tocó el gatillo y continuó—: Doble acción es cuando haces todo el trabajo con el gatillo. Mientras jalas, el martillo carga y luego el arma se dispara. Si quieres hacer otro tiro, tienes que volver a hacer lo mismo. Eso toma más trabajo, el dedo está jalando en contra de la presión, y disparas más lento. Y eso lo que yo quiero que hagas para empezar.

Ella apretГі un botГіn para que el blanco de papel estuviera a seis metros y medio de la cabina y luego le mostrГі a April cГіmo pararse y dГіnde colocar sus manos, asГ­ como tambiГ©n cГіmo apuntar.

Riley dijo: —De acuerdo, tu arma no está cargada. Vamos a hacer unos disparos en seco.

Como lo habГ­a hecho con Blaine, Riley le explicГі a April cГіmo respirar, a inhalar lentamente mientras apuntaba y luego exhalar lentamente mientras apretaba el gatillo de forma que su cuerpo estuviera quieto cuando el arma se disparara.

April apuntГі cuidadosamente a la forma vagamente humana en el blanco y luego apretГі el gatillo varias veces. Luego, siguiendo las instrucciones de Riley, ella metiГі el cartucho cargado en la pistola, volviГі a su posiciГіn y disparГі un solo tiro.

April soltГі un chillido.

—¿Acerté? —preguntó.

Riley señaló el blanco y dijo: —Bueno, le diste al blanco. Nada mal para ser tu primer intento. ¿Cómo se sintió?

April soltó una risita nerviosa y dijo: —Un poco sorprendente. Esperaba más...

—¿Retroceso?

—Sí. Y no fue tan fuerte como esperaba.

Riley asintió y dijo: —Esa es una de las ventajas de una calibre 22. No te estremecerás ni desarrollarás malos hábitos. Mientras que avanzas a armas más poderosas, podrás lidiar con su poder. Adelante, vacía el cartucho.

Mientras April disparГі lentamente las nueve rondas restantes, Riley notГі un cambio en su rostro. Era una expresiГіn feroz y determinada que Riley se dio cuenta habГ­a visto en April en algГєn momento antes. Riley tratГі de recordar...

Luego el recuerdo le llegГі de golpe.



Riley habГ­a perseguido el monstruo llamado Peterson hasta la orilla del rГ­o. TenГ­a a April cautiva, atada de manos y pies y con una pistola en la cabeza. Cuando el arma de Peterson fallГі, Riley se lanzГі sobre Г©l y lo apuГ±alГі, y lucharon en el rГ­o hasta que Г©l empujГі su cabeza bajo el agua y estuvo a punto de ahogarla.

Su rostro saliГі a la superficie por un momento, y vio algo que nunca olvidarГ­a...

Sus muГ±ecas y pies todavГ­a atados, April estaba parada sosteniendo la escopeta que Peterson habГ­a soltado.

April golpeГі a Peterson en la cabeza con ella...



La lucha terminГі unos momentos despuГ©s, cuando Riley le partiГі la cara con una roca.

Pero nunca se habГ­a perdonado a sГ­ misma por haber permitido que April corriera peligro.

Y ahora aquГ­ estaba April, disparando al blanco con la misma expresiГіn feroz en su rostro.

В«Se parece tanto a mГ­В», pensГі Riley.

Y si April ponГ­a su corazГіn y su alma en esto, Riley estaba segura de que ella se convertirГ­a en tremenda agente del FBI, quizГЎ hasta mejor que ella.

Pero Вїeso era bueno o malo?

Riley no sabГ­a si sentirse culpable u orgullosa.

Sin embargo, durante la sesiГіn de entrenamiento de media hora, April disparГі al blanco cada vez con mГЎs confianza y precisiГіn. Para cuando salieron de la tienda de armas y condujeron a casa, Riley definitivamente se estaba sintiendo orgullosa.

April estaba eufГіrica y habladora, haciendo todo tipo de preguntas sobre el entrenamiento. Riley dio las mejores respuestas que pudo, tratando de no mostrar su ambivalencia sobre el futuro que April parecГ­a querer tanto.

Cuando se acercaron a casa, April dijo: —Mira quién está aquí.

Se le cayГі el alma a los pies cuando vio el BMW costoso que estaba estacionado frente a la casa. SabГ­a que le pertenecГ­a a la Гєltima persona en el mundo que querГ­a ver en este momento.




CAPГЌTULO TRES


A lo que Riley estacionГі su propio vehГ­culo modesto detrГЎs del BMW, se dio cuenta de que las cosas se pondrГ­an bastante desagradables en su casa. Cuando apagГі el motor, April tomГі el estuche con la pistola y comenzГі a bajarse del auto.

—Es mejor que dejes eso aquí por ahora —dijo Riley.

Ciertamente no querГ­a explicarle el arma al visitante no deseado.

—Supongo que tienes razón —contestó April, empujando el estuche debajo del asiento delantero.

—Y que no se te olvide… no le digas nada a Jilly sobre esto —dijo Riley.

—No lo haré —dijo April—. Pero probablemente ya descubrió que me compraste algo, y comenzará a hacer preguntas. Eh, bueno, el domingo le darás su propio regalo y se olvidará de esto.

«¿Su propio regalo?», se preguntó Riley.

Entonces recordГі que el domingo era el cumpleaГ±os de Jilly.

Riley se sintiГі alarmada.

Casi habГ­a olvidado que Gabriela habГ­a planeado una fiesta familiar para el domingo por la noche.

Y todavГ­a no le habГ­a comprado un regalo a Jilly.

«¡Que no se te olvide!», se dijo a sí misma.

Riley y April cerraron el auto con llave y caminaron a casa. Efectivamente, el propietario del auto de lujo, el ex esposo de Riley, estaba sentado allГ­ en la sala de estar.

Jilly estaba sentada en una silla frente a Г©l, su expresiГіn frГ­a mostrando que su visita no le alegraba ni un poquito.

—Ryan, ¿qué haces aquí? —preguntó Riley.

Ryan se volviГі hacia ella con esa sonrisa encantadora que muchas veces habГ­a debilitado su determinaciГіn de sacarlo de su vida por completo.

В«MaldiciГіn, sigue siendo guapoВ», pensГі.

Ella sabГ­a que se esforzaba mucho para verse asГ­ y que pasaba muchas horas en el gimnasio.

Ryan dijo: —Oye, ¿esa es manera de saludar a tu familia? Todavía soy familia, ¿o no?

Nadie hablГі por un momento.

La tensiГіn era palpable y la expresiГіn que Ryan ahora tenГ­a en el rostro era una de desilusiГіn.

Riley se preguntГі quГ© clase de saludo habГ­a esperado recibir.

Llevaba tres meses sin venir a verlas. Antes de eso, habГ­an intentado reconciliarse. HabГ­a pasado un par de meses aproximadamente viviendo aquГ­, pero nunca se habГ­a mudado por completo. Г‰l no habГ­a vendido la casa cГіmoda que una vez habГ­a compartido con Riley y April, antes de la separaciГіn y el divorcio.

Tenerlo cerca habГ­a alegrado a las niГ±as, hasta que Г©l perdiГі el interГ©s y se volviГі a alejar.

Eso habГ­a destrozado a las chicas.

Y ahora estaba aquГ­ de nuevo, de la nada y sin previo aviso.

El silencio continuó. Luego Jilly se cruzó de brazos y frunció el ceño. Volviéndose a Riley y April, preguntó: —¿Dónde estaban ustedes?

Riley tragГі grueso.

Odiaba mentirle a Jilly, pero este sin duda serГ­a un mal momento para mencionar el arma de April.

Afortunadamente, April dijo: —Fuimos a hacer un mandado.

Ryan miró a April y le dijo: —Hola, cariño. ¿No me merezco un abrazo?

April no hizo contacto visual con él, sino que se quedó parada allí arrastrando los pies. Finalmente dijo: —Hola, papá.

ViГ©ndose como si estuviera a punto de echarse a llorar, April se dio la vuelta y corriГі por las escaleras hasta su cuarto.

Ryan quedГі boquiabierto.

—¿Qué fue eso? —dijo.

Riley se sentГі sola en el sofГЎ, tratando de decidir la mejor forma de manejar la situaciГіn.

Ella volvió a preguntar: —¿Qué haces aquí, Ryan?

Ryan se encogió de hombros y dijo: —Jilly y yo estamos hablando de sus tareas escolares. Bueno, estoy tratando hacerla hablar de eso. ¿Sus notas han estado bajando? ¿Eso es lo que no quiere decirme?

—Tengo buenas notas —dijo Jilly.

—Entonces cuéntame todo sobre la escuela —dijo Ryan.

—Todo está bien en la escuela... señor Paige —dijo Jilly.

Riley se encogiГі, y Ryan se veГ­a herido.

Jilly habГ­a empezado a llamar a Ryan В«papГЎВ» justo antes de su partida. Antes de eso, lo habГ­a llamado В«RyanВ». Riley estaba segura de que Jilly nunca lo habГ­a llamado В«seГ±or PaigeВ» antes. La chica estaba expresando perfectamente cГіmo se sentГ­a.

Jilly se levantó de su silla y dijo: —Si no les molesta, tengo tarea por hacer.

—¿Quieres ayuda? —preguntó Ryan.

Jilly ignorГі la pregunta y corriГі por las escaleras.

Ryan mirГі a Riley. Se veГ­a bastante afligido.

—¿Qué está pasando aquí? —dijo—. ¿Por qué están tan molestas conmigo?

Riley suspirГі con amargura. A veces su ex era tan inmaduro como ambos habГ­an sido cuando se casaron.

—Ryan, ¿qué demonios esperabas? —preguntó con toda la paciencia que pudo—. Cuando te mudaste a la casa, las chicas estaban más que encantadas de tenerte cerca. Especialmente Jilly. Ryan, el padre de esa pobre chica era un borracho abusivo. Estuvo a punto de convertirse en prostituta para alejarse de él, ¡y apenas tiene trece años! Significó mucho para ella tener una figura paterna como tú en su vida. ¿No entiendes lo mucho que la destrozó tu partida?

Ryan se limitГі a mirarla con una expresiГіn de desconcierto, como si no tuviera ni la menor idea de lo que estaba hablando.

Pero Riley recordaba muy bien lo que Ryan le habГ­a dicho por telГ©fono:

—Necesito un poco de espacio. Todo este asunto de familia... Pensé que estaba preparado para ello, pero no es así.

Y no habГ­a mostrado mucha preocupaciГіn por Jilly en ese momento.

—Riley, Jilly fue tu decisión. Te admiro por ello. Pero yo nunca decidí asumir esa responsabilidad. Una adolescente con problemas es demasiado para mí. No es justo.

Y ahora estaba aquГ­, haciГ©ndose el herido porque Jilly ya no querГ­a llamarlo В«papГЎВ».

Era demasiado exasperante.

A Riley no le habГ­a sorprendido en nada que sus hijas se habГ­an ido furiosas. Ella tenГ­a ganas de hacer lo mismo. Por desgracia, alguien tenГ­a que ser el adulto en esta situaciГіn. Y como Ryan parecГ­a ser incapaz de eso, le tocaba a Riley.

Antes de que pudiera pensar en quГ© decir ahora, Ryan se levantГі de su silla y se sentГі a su lado. Se le acercГі, pero Riley lo empujГі.

—Ryan, ¿qué haces?

—¿Qué crees que estoy haciendo?

La voz de Ryan sonaba amorosa ahora.

La ira de Riley iba en aumento.

—Ni se te ocurra —le dijo—. ¿Cuántas novias has tenido desde que te fuiste?

—¿Novias? —preguntó Ryan, obviamente tratando de parecer desconcertado por la pregunta.

—Me oíste bien. ¿O se te olvidó que una de ellas llamó para la casa borracha cuando aún no te habías ido? Me dijiste que se llamaba Lina. Pero sé que Lina no fue la última. ¿Cuántas más has tenido? ¿Siquiera lo sabes? ¿Siquiera recuerdas sus nombres?

Ryan no respondiГі. Se veГ­a culpable ahora.

Todo estaba empezando a tener sentido para Riley. Esto habГ­a pasado antes, y se sentГ­a estГєpida por no haberlo esperado.

Ryan no tenГ­a novia en este momento, y supuso que Riley serГ­a suficiente por ahora, dadas las circunstancias.

No le importaban las niГ±as, ni siquiera le importaba su propia hija. No eran mГЎs que un pretexto para volver con Riley.

Riley apretó los dientes y dijo: —Creo que será mejor que te vayas.

—¿Por qué? ¿Qué pasa? No estás saliendo con nadie, ¿o sí?

—De hecho, sí lo estoy.

Ahora Ryan se veГ­a totalmente desconcertado, como si no pudiera entender por quГ© Riley se interesarГ­a en cualquier otro hombre.

Luego dijo: —Dios mío. No me digas que estás con el cocinero ese.

Riley soltó un gruñido de rabia y le dijo: —Sabes muy bien que Blaine es un chef experto. También sabes que es dueño de un buen restaurante y que April y su hija son mejores amigas. Es fenomenal con las chicas, todo lo que tú no eres. Y sí, estoy saliendo con él, y las cosas se están poniendo serias. Así que quiero que te vayas de aquí.

Ryan la mirГі fijamente durante un momento.

Finalmente dijo con amargura: —Hacíamos buena pareja.

Ella no respondiГі.

Ryan se levantГі del sofГЎ y se dirigiГі a la puerta.

—Hazme saber si cambias de parecer —dijo al salir de la casa.

Riley se sintiГі tentada a decir...

—No te hagas ilusiones.

... pero logrГі contenerse. Solo se quedГі quieta hasta que oyГі el sonido del auto de Ryan alejГЎndose. Luego respirГі mГЎs tranquila.

Se quedГі sentada allГ­ en silencio durante un rato, pensando en lo que habГ­a sucedido.

Jilly lo habГ­a llamado В«seГ±or PaigeВ».

Eso habГ­a sido cruel, pero no podГ­a negar que Ryan se lo merecГ­a.

Aun asГ­, se preguntГі quГ© debГ­a decirle a Jilly sobre ese tipo de crueldad.

В«Ser madre es difГ­cilВ», pensГі.

Estaba a punto de llamar a Jilly para que bajara a hablar de ello cuando su telГ©fono sonГі. La llamada era de Jenn Roston, una joven agente con la que habГ­a trabajado en casos recientes.

Cuando Riley atendiГі la llamada, se percatГі de la tensiГіn en la voz de Jenn.

—Hola, Riley. Solo quise llamarte para…

CayГі un silencio. Riley se preguntГі quГ© tenГ­a Jenn en mente.

Luego Jenn dijo: —Mira, solo quería agradecerles a ti y a Bill por… ya sabes… cuando yo…

Riley estaba a punto de decirle: —No lo digas por teléfono.

Afortunadamente, la voz de Jenn se quebrГі antes de que terminara la frase.

Aun asГ­, Riley sabГ­a por quГ© Jenn le estaba dando las gracias.

Durante el caso que acababan de cerrar, Jenn habГ­a desaparecido casi todo un dГ­a. Riley habГ­a persuadido a Bill que debГ­an cubrirla. DespuГ©s de todo, Jenn habГ­a cubierto a Riley durante una situaciГіn algo similar.

Pero la ausencia de Jenn se habГ­a debido a las exigencias de su ex madre de acogida quien tambiГ©n era una mente criminal. Jenn habГ­a violado la ley para ayudar a la В«tГ­a CoraВ» con un problema.

Riley no sabГ­a exactamente lo que habГ­a pasado, ya que no habГ­a preguntado.

OyГі a Jenn atragantarse un poco.

—Riley, he pensado que tal vez debería entregar mi placa. Lo que ocurrió antes podría volver a ocurrir. Y podría ser peor la próxima vez. No creo que se haya terminado.

Riley sentГ­a que Jenn no le estaba diciendo toda la verdad.

В«La tГ­a Cora la estГЎ presionando otra vezВ», pensГі Riley.

No era nada sorprendente. Si el dominio de la tГ­a Cora era lo suficientemente fuerte, Jenn podrГ­a ser un recurso muy Гєtil desde dentro del FBI.

Riley se preguntГі por un momento si Jenn debГ­a renunciar.

Sin embargo, se dijo a sГ­ misma rГЎpidamente: В«NoВ».

DespuГ©s de todo, Riley habГ­a tenido una relaciГіn similar con una mente criminal, con el convicto fugitivo brillante Shane Hatcher. Esa relaciГіn habГ­a llegado a su fin luego de que Blaine le disparara a Hatcher y Riley lo capturara. Hatcher estaba de vuelta en Sing Sing ahora, y no habГ­a vuelto a hablar con nadie desde entonces.

Jenn sabГ­a mГЎs sobre la relaciГіn de Riley con Hatcher que nadie excepto el propio Hatcher. Jenn pudo haber destruido la carrera de Riley con lo que sabГ­a. Pero habГ­a guardado silencio por lealtad a Riley. Ahora era el momento para que Riley le mostrara la misma lealtad.

Riley dijo: —Jenn, ¿recuerdas lo que te dije la primera vez que me hablaste de esto?

Jenn no dijo nada, así que Riley continuó: —Te dije que lidiaríamos con esto. Tú y yo, juntas. ¡No puedes renunciar! Tienes mucho talento. ¿Me entiendes?

Jenn siguiГі sin decir nada.

En su lugar, Riley oyГі el pitido de su servicio de llamada en espera, indicГЎndole que tenГ­a otra llamada.

В«IgnГіralaВ», se dijo a sГ­ misma.

Pero volviГі a oГ­r el pitido. Los instintos de Riley le dijeron que la otra llamada era importante. Ella suspirГі y le dijo a Jenn:

—Mira, tengo que atender otra llamada. No cuelgues, ¿vale? Trataré de hablar rápido.

—Está bien —dijo Jenn.

Riley atendiГі la llamada entrante y oyГі la voz ronca de su jefe de equipo en la UAC, Brent Meredith.

—Agente Paige, tenemos un caso. Un asesino en serie en el Medio Oeste. Necesito verte en mi oficina.

—¿Cuándo? —preguntó Riley.

—Ya mismo —dijo Meredith—. Lo más pronto posible.

Riley supo por su tono que este era un asunto urgente.

—Ya voy para allá —dijo Riley—. ¿Quién más asignarás al equipo?

—Esa es tu decisión —dijo Meredith—. Trabajaste bien con el agente Jeffreys y la agente Roston en el caso del Hombre de Arena. Trabaja con ellos si quieres. Los quiero a todos en mi oficina ahora mismo.

Sin decir nada mГЎs, Meredith finalizГі la llamada.

Riley volvió a la línea de Jenn. Ella dijo: —Jenn, entregar tu placa no es una opción. No en este momento. Te necesito en un caso. Nos vemos en la oficina de Brent Meredith. Y apúrate.

Sin esperar una respuesta, Riley finalizГі la llamada. Mientras marcaba el nГєmero de su compaГ±ero Bill Jeffreys, pensГі: В«Tal vez otro caso es justo lo que necesita Jenn en este momento.В»

Riley esperaba que fuera asГ­.

Mientras tanto, sintiГі una intensificaciГіn familiar de su propia alerta mientras se apresuraba para averiguar de quГ© podrГ­a tratar este nuevo caso.




CAPГЌTULO CUATRO


Media hora mГЎs tarde, Riley se detuvo en el estacionamiento de Quantico. Cuando le habГ­a preguntado a Meredith quГ© tan rГЎpido la querГ­a allГ­, habГ­a detectado verdadera urgencia en su voz:

—Ya mismo. Lo más pronto posible.

Bueno, cuando Meredith llamaba a su casa, eso significaba que se estaba acabando el tiempo, a veces literalmente, como en su Гєltimo caso. El llamado Hombre de Arena habГ­a utilizado relojes de arena para marcar las horas que transcurrГ­an antes de su siguiente asesinato despiadado.

Pero hoy, algo en el tono de voz de Meredith le dijo que esta situaciГіn era apremiante de una forma Гєnica.

Mientras se estacionaba, vio que Bill y Jenn tambiГ©n acababan de llegar en sus propios vehГ­culos. Se bajГі de su auto y se quedГі parada allГ­, esperГЎndolos.

Sin intercambiar muchas palabras, los tres caminaron hacia el edificio. Riley vio que, como ella, Bill y Jenn habГ­an traГ­do sus bolsos de viaje. No habГ­an necesitado que se les dijera que probablemente estarГ­an volando de Quantico dentro de poco.

Entraron al edificio y se dirigieron hacia la oficina del jefe Meredith. Tan pronto como llegaron a su puerta, el hombre afroamericano imponente y corpulento saliГі al pasillo. Obviamente habГ­a sido notificado de su llegada.

—No hay tiempo para una conferencia —les gruñó a los tres agentes—. Caminaremos y hablaremos al mismo tiempo.

Mientras corrГ­an junto con Meredith, Riley se dio cuenta de que se dirigГ­an directamente a la pista de aterrizaje de Quantico.

В«Realmente tenemos mucha prisaВ», pensГі Riley. Era inusual no tener al menos una breve reuniГіn para informarles sobre el nuevo caso.

Caminando al lado de Meredith, Bill preguntó: —¿De qué trata todo esto, jefe?

Meredith dijo: —En este momento hay un cadáver decapitado en una vía férrea cerca de Barnwell, Illinois. Es una línea de tren que sale de Chicago. Una mujer estaba atada a las vías y fue atropellada por un tren de carga, hace tan solo unas horas. Es el segundo asesinato en cuatro días y hay muchas similitudes sorprendentes. Parece que se trata de un asesino en serie.

Meredith comenzГі a caminar un poco mГЎs rГЎpido, y los tres agentes aceleraron el paso para no quedarse atrГЎs.

Riley preguntó: —¿Quién llamó al FBI?

Meredith dijo: —Yo recibí la llamada de Jude Cullen, el subjefe de la Policía Ferroviaria de Chicago. Dice que quiere perfiladores criminales allí enseguida. Le dije que dejara el cuerpo donde estaba hasta que mis agentes lo vieran. Eso es mucho pedir. Otros tres trenes de carga están programados a pasar por esas vías hoy, así como también un tren de pasajeros. Ahora todos están en espera y se está armando tremendo lío Necesitan ir para allá ahora mismo y echarle un vistazo a la escena del crimen para que el cuerpo pueda ser levantado y los trenes puedan empezar a andar. Y luego… Bueno, tienen un asesino que atrapar. Y estoy bastante seguro de que todos coincidimos en algo: volverá a matar. Aparte de eso, ahora saben lo mismo que yo del caso. Cullen tendrá que ponerlos al día respecto a otros detalles.

El grupo saliГі a la pista de aterrizaje, donde el pequeГ±o aviГіn a reacciГіn estaba esperando, sus motores ya retumbando.

Sobre el sonido, Meredith dijo: —Ustedes serán recibidos en O'Hare por unos policías ferroviarios quienes los llevarán directamente a la escena del crimen.

Meredith se dio la vuelta y se dirigiГі de nuevo al edificio, y Riley y sus colegas subieron los escalones hasta el aviГіn. La premura de su partida tenГ­a a Riley mareada. Meredith nunca los habГ­a hecho salir tan rГЎpido.

Pero esto no era sorprendente, teniendo en cuenta que el trГЎfico ferroviario estaba paralizado. Riley no podГ­a ni imaginarse las enormes dificultades que eso podrГ­a estar causando en este momento.

Una vez que el aviГіn estaba en el aire, los tres agentes abrieron sus portГЎtiles y entraron en Internet para buscar la poca informaciГіn que podrГ­an encontrar a estas alturas.

Riley vio que se estaba difundiendo la noticia del asesinato mГЎs reciente, aunque el nombre de la vГ­ctima actual aГєn no estaba disponible. Pero vio que el nombre de la vГ­ctima anterior era Fern Bruder, una mujer de veinticinco aГ±os de edad cuyo cuerpo decapitado habГ­a sido encontrado en una vГ­a fГ©rrea cerca de Allardt, Indiana.

Riley no pudo encontrar mucho mГЎs sobre los asesinatos. Si la policГ­a ferroviaria tenГ­a algГєn sospechoso o sabГ­a de cualquier mГіvil, esa informaciГіn no se habГ­a filtrado al pГєblico aГєn. Y, para Riley, eso era bastante bueno.

Aun asГ­, era frustrante no tener mГЎs informaciГіn.

Con tan poco para pensar en relaciГіn con el caso, Riley se encontrГі dГЎndole vueltas a lo que habГ­a sucedido hasta ahora. TodavГ­a se sentГ­a mal por haber perdido a Liam, aunque tambiГ©n se dio cuenta que В«perderВ» no era exactamente la palabra correcta.

No, ella y su familia habГ­an hecho lo mejor para el chico. Y ahora todo habГ­a resultado para mejor, y Liam estaba bajo el cuidado de personas que lo amarГ­an y cuidarГ­an bien de Г©l.

Aun asГ­, Riley se preguntaba por quГ© se sentГ­a como una pГ©rdida.

Riley tambiГ©n tenГ­a sentimientos encontrados acerca de haberle comprado un arma a April y haberla llevado al campo de tiro. La madurez de April habГ­a enorgullecido a Riley, asГ­ como tambiГ©n su buena punterГ­a. Riley tambiГ©n se sentГ­a profundamente conmovida por el hecho de que su hija querГ­a seguir sus pasos.

Pero igualmente no pudo evitar recordarse a sГ­ misma que iba en camino a ver un cadГЎver decapitado.

Toda su carrera era una larga lista de horrores. ВїEsta era la vida que querГ­a para April?

В«No es mi decisiГіn, sino suyaВ», se recordГі Riley.

Riley tambiГ©n se sentГ­a extraГ±a por esa conversaciГіn telefГіnica incГіmoda que habГ­a tenido con Jenn hace un rato. Mucho no se habГ­a expresado, y Riley no tenГ­a ni la menor idea de lo que podrГ­a estar sucediendo en este momento entre Jenn y la tГ­a Cora. Y, por supuesto, ahora no era el momento de hablar del asunto, no con Bill sentado aquГ­ con ellas.

Riley no pudo evitar preguntarse: «¿Jenn está en lo cierto? ¿Debería entregar su placa?»

ВїRiley le estaba haciendo un favor al alentarla a seguir en el FBI?

ВїY Jenn estaba en un estado mental correcto para trabajar en un nuevo caso en este momento?

Riley mirГі a Jenn, quien estaba sentada en su asiento, absorta en su portГЎtil.

Jenn se veГ­a totalmente concentrada en este momento, hasta mГЎs que Riley.

Los pensamientos de Riley fueron interrumpidos por el sonido de la voz de Bill.

—Atada a vías férreas. Parece...

Riley vio que Bill también estaba mirando la pantalla de su portátil. Hizo una pausa, pero Jenn terminó su pensamiento: —Una de esas películas mudas de antaño. Sí, estaba pensando lo mismo.

Bill negó con la cabeza y dijo: —No estoy tomándome esto a la ligera… pero no dejo de pensar en un villano con bigote y sombrero de copa atando a una joven damisela a las vías férreas hasta que aparece un héroe brillante para rescatarla. ¿Eso no era lo que siempre pasaba en las películas mudas?

Jenn señaló la pantalla de su portátil y dijo: —En realidad no. He estado investigando sobre eso. Es un tropo, un cliché. Y todos parecen creer que lo han visto en algún momento, como una especie de leyenda urbana. Pero nunca apareció en las verdaderas películas mudas, al menos no en serio.

Jenn girГі la pantalla de su portГЎtil para que Bill y Riley pudieran ver.

Luego continuó: —El primer ejemplo ficticio de un villano atando a alguien a vías férreas parece haber aparecido mucho antes de que las películas se inventaran, en una obra de 1867 llamada Under the Gaslight. Pero oigan esto, el villano ató a un hombre a las vías, y la protagonista tuvo que rescatarlo. Lo mismo pasó en otro cuento y en otras obras en esa época.

Riley veГ­a que Jenn estaba bastante envuelta en lo que habГ­a encontrado.

Jenn continuó: —En cuanto a películas de antaño, hubo tal vez dos comedias mudas en las que ocurrió exactamente lo mismo: una damisela indefensa fue atada a las vías por un villano ruin y fue rescatada por un héroe guapo. Pero todo era por diversión, al igual que los dibujos animados del sábado por la mañana.

Los ojos de Bill se abrieron con interés y dijo: —Parodias de algo que nunca fue real.

—Exactamente —dijo Jenn.

Bill negó con la cabeza y dijo: —Pero las locomotoras a vapor eran parte de la vida cotidiana en aquella época, las primeras décadas del siglo veinte. ¿No hubo ninguna película muda que retrató a alguien en peligro de ser atropellado por un tren?

—Claro —dijo Jenn. —A veces un personaje era empujado o caía en las vías y tal vez perdía el conocimiento cuando un tren se acercaba. Pero ese no es el mismo escenario, ¿cierto? Además, al igual que en esa vieja obra, ¡el personaje de la película que corría peligro era generalmente un hombre que tenía que ser rescatado por la heroína!

Riley se sintiГі muy interesada en ese momento. SabГ­a que Jenn no estaba perdiendo el tiempo investigando este tipo de cosas. Necesitaban saber sobre cualquier cosa que pudiera estar impulsando al asesino. Parte de eso podrГ­a ser comprender todos los antecedentes culturales de cualquier escenario con el que pudieran tener que lidiar, incluso aquellos que podrГ­an ser ficticios.

В«O en este caso, inexistentesВ», pensГі Riley.

Cualquier cosa que pudiera haber influido al asesino era de interés. Ella se quedó pensando por un momento y luego le preguntó a Jenn: —¿Esto quiere decir que nunca ha habido ningún caso real de una persona que fue asesinada de esa forma?

—Sí ha pasado en la vida real —dijo Jenn, señalando otra información en la pantalla del portátil—. Entre 1874 y 1910, al menos seis personas fueron asesinadas de esa forma. No he podido encontrar más casos desde esa fecha, excepto uno reciente. En Francia, un hombre ató a su esposa distanciada a las vías férreas en su cumpleaños. Luego se puso delante del tren que se aproximaba, así que murió junto con ella, un asesinato-suicidio. De lo contrario, parece ser una forma rara de asesinar a una persona. Y ninguno de ellos fueron asesinatos en serie.

Jenn volviГі la pantalla del portГЎtil hacia ella y se quedГі callada otra vez.

Riley reflexionГі sobre lo que Jenn acababa de decir...

... una forma rara de asesinar a una persona.

В«Rara, pero no inauditaВ», pensГі Riley.

Ella se preguntГі si esa cadena de asesinatos entre 1874 y 1910 habГ­a sido inspirada por las viejas obras en las que los personajes habГ­an sido atados a vГ­as fГ©rreas. Riley sabГ­a de casos mГЎs recientes de la vida imitando al arte de formas horribles, en los que asesinos habГ­an sido inspirados por libros, pelГ­culas o videojuegos.

Tal vez las cosas no habГ­an cambiado mucho.

Tal vez la gente no habГ­a cambiado mucho.

ВїY quГ© del asesino que estaban a punto de buscar?

ParecГ­a ridГ­culo imaginar que estaban cazando algГєn psicГіpata que estaba emulando a un villano melodramГЎtico bigotudo que nunca habГ­a existido, ni siquiera en las pelГ­culas.

Pero ВїquГ© podrГ­a estar impulsando a este asesino?

La situaciГіn era muy evidente y muy familiar. Riley y sus colegas tendrГ­an que responder esa pregunta, o mГЎs personas serГ­an asesinadas.

Riley se quedГі mirando a Jenn trabajar en su computadora. Era una vista alentadora. Por el momento, Jenn parecГ­a haberse librado de sus ansiedades sobre la misteriosa В«tГ­a CoraВ».

В«Pero ВїcuГЎnto tiempo durarГЎ eso?В», se preguntГі Riley.

De todos modos, ver a Jenn tan concentrada en la investigaciГіn recordГі a Riley que deberГ­a estar haciendo lo mismo. Nunca habГ­a trabajado un caso relacionado con trenes, y ella tenГ­a mucho que aprender. VolviГі su atenciГіn a su computadora.



*



Justo como Meredith habГ­a dicho, Riley y sus colegas fueron recibidos en la pista del O'Hare por un par de policГ­as ferroviarios uniformados. Todos se presentaron, y Riley y sus colegas se subieron a su vehГ­culo.

—Será mejor que nos apuremos —dijo el policía en el asiento del pasajero—. Los peces gordos están presionando al jefe para que retire el cadáver de las vías.

Bill preguntó: —¿Cuánto tiempo tardaremos en llegar?

El policía que conducía dijo: —Normalmente una hora, pero hoy no nos tardaremos tanto.

EncendiГі las luces y la sirena, y el auto comenzГі a deslizarse por el trГЎfico pesado de la tarde. Fue un viaje caГіtico y tenso a alta velocidad que cruzГі el pueblito de Barnwell, Illinois. DespuГ©s de eso, atravesaron un paso a nivel.

El policía sentado en el asiento del pasajero señaló y dijo: —Parece que el asesino salió de la carretera justo al lado de las vías en algún tipo de vehículo todoterreno. Condujo al lado de las vías hasta que llegó al lugar donde cometió el asesinato.

Se detuvieron en poco tiempo y se estacionaron junto a una zona boscosa. HabГ­a otra patrulla estacionada allГ­, y tambiГ©n la furgoneta del mГ©dico forense.

No habГ­a tantos ГЎrboles. Los policГ­as llevaron a Riley y sus colegas hasta las vГ­as fГ©rreas, que estaban a unos quince metros de distancia.

Luego vieron toda la escena del crimen.

Riley tragГі grueso ante lo que vio.

Las imГЎgenes cursi de villanos bigotudos y damiselas en apuros desparecieron de su mente.

Esto era demasiado real… y demasiado horrible.




CAPГЌTULO CINCO


Riley se quedГі mirando el cuerpo en las vГ­as durante un rato. HabГ­a visto cuerpos mutilados en todo tipo de formas terribles. Aun asГ­, esta vГ­ctima presentaba un espectГЎculo impactante y Гєnico. La mujer habГ­a sido decapitada por las ruedas del tren, casi como si hubiera sido obra de la cuchilla de una guillotina.

A Riley le sorprendiГі que el cuerpo sin cabeza de la mujer habГ­a salido ileso de todo esto. La vГ­ctima estaba atada con cinta de embalar, sus manos y brazos pegados a sus costados, y sus tobillos atados juntos. Vestida en lo que habГ­a sido un atuendo atractivo, el cuerpo estaba retorcido en una posiciГіn desesperada. En el lugar donde su cuello habГ­a sido cortado, sangre estaba salpicada en las rocas trituradas, las traviesas de madera y las vГ­as. La cabeza habГ­a salido despedida a unos dos metros por las vГ­as. Los ojos y la boca de la mujer estaban completamente abiertos, congelados en una expresiГіn horrorizada.

Riley vio a varias personas paradas alrededor del cuerpo, algunas de ellas uniformadas, otras no. Riley supuso que eran una mezcla de la policГ­a local y ferroviaria. Un hombre uniformado se acercГі a Riley y sus colegas.

Él dijo: —Supongo que son los del FBI. Soy Jude Cullen, subjefe de la Policía Ferroviaria de Chicago. La gente me llama �Toro’ Cullen.

Se veГ­a orgulloso del apodo. Riley sabГ­a que asГ­ les decГ­an a los policГ­as ferroviarios. De hecho, en la organizaciГіn policial ferroviaria llevaban los cargos de agente y agente especial, al igual que en el FBI. Este policГ­a aparentemente preferГ­a el tГ©rmino mГЎs genГ©rico.

—Fue mi idea que ustedes vinieran —continuó Cullen—. Espero que el viaje valga la pena. Entre más pronto podamos sacar al cadáver de aquí, mejor.

Mientras Riley y sus colegas se presentaron, comenzГі a observar a Cullen. Se veГ­a muy joven y era muy musculoso, sus brazos sobresaliendo de las mangas cortas de la camisa de uniforme que le quedaba apretada sobre su pecho.

El apodo В«ToroВ» le sentaba bastante bien, pero Riley nunca se encontraba atraГ­da por hombres que obviamente pasaban muchas horas en un gimnasio para verse asГ­.

Se preguntГі cГіmo un tipo musculoso como Toro Cullen tenГ­a tiempo para hacer otra cosa. Entonces se dio cuenta de que no llevaba un anillo de boda. Supuso que su vida consistГ­a en trabajar y hacer ejercicio, y no mucho mГЎs.

ParecГ­a ser bondadoso y no se veГ­a muy conmovido por la naturaleza macabra de la escena del crimen. Eso sГ­, ya llevaba unas cuantas horas allГ­, lo suficiente como para entumecerse ante los acontecimientos. Aun asГ­, el hombre le pareciГі superficial y vanidoso.

Ella le preguntó: —¿Ya identificaron a la víctima?

Toro Cullen asintió y dijo: —Sí, su nombre era Reese Fisher, de treinta y cinco años de edad. Vivía muy cerca de aquí en Barnwell, donde trabajaba como la bibliotecaria local. Estaba casada con un quiropráctico.

Riley mirГі por las vГ­as. Este tramo estaba curvado, de modo que no podГ­a ver muy lejos en cualquier direcciГіn.

—¿Dónde está el tren que la atropelló? —le preguntó a Cullen.

Cullen señaló y dijo: —Aproximadamente a un kilómetro por allá abajo, exactamente en el mismo lugar donde se detuvo.

Riley notГі un hombre obeso con uniforme negro que estaba en cuclillas al lado del cuerpo.

—¿Ese es el médico forense? —le preguntó a Cullen.

—Sí, te lo voy a presentar. Este es el forense de Barnwell, Corey Hammond.

Riley se puso en cuclillas al lado del hombre. Se dio cuenta de que, a diferencia de Cullen, Hammond aГєn estaba luchando por contener su shock. Su respiraciГіn estaba entrecortada, en parte debido a su peso, y en parte debido al horror y repugnancia. Seguramente nunca habГ­a visto nada parecido en su jurisdicciГіn.

—¿Qué puedes decirnos hasta ahora? —le preguntó al médico forense.

—No veo señales de agresión sexual. Eso concuerda con la autopsia del otro médico forense de la víctima de hace cuatro días, cerca de Allardt. —Hammond señaló pedazos destrozados de cinta para embalar plateada alrededor del cuello y los hombros de la mujer—. El asesino la ató de manos y pies y luego pegó su cuello a la vía e inmovilizó sus hombros. La víctima debió haber luchado mucho por soltarse. Pero no tenía ninguna oportunidad.

Riley se volvió hacia Cullen y le preguntó: —Su boca no estaba amordazada. ¿Alguien habría oído sus gritos?

—No creemos —dijo Cullen, señalando hacia unos árboles—. Hay unas casas al otro lado de esos árboles, pero están fuera del alcance del oído. Algunos de mis hombres fueron de puerta en puerta preguntando si alguien había oído algo o tenía alguna idea de lo que había ocurrido en el momento del asesinato. Nadie supo nada. Se enteraron del asesinato por televisión o en Internet. Recibieron órdenes de mantenerse alejados de aquí. Hasta ahora, no hemos tenido ningún problema con curiosos.

Bill preguntó: —¿Le robaron algo?

Cullen se encogió de hombros y dijo: —No creemos. Encontramos su cartera a su lado, y todavía tenía su identificación, dinero y tarjetas de crédito. Ah, y un teléfono celular.

Riley estudiГі el cuerpo, tratando de imaginarse cГіmo el asesino habГ­a colocado a la vГ­ctima en esa posiciГіn. A veces obtenГ­a sensaciones poderosas y extraГ±as del asesino simplemente sintonizГЎndose a su entorno en la escena del crimen. A veces parecГ­a que podГ­a meterse en sus pensamientos, saber lo que tuvo en mente mientras cometiГі el asesinato.

Pero no ahora.

HabГ­a demasiado movimiento y demasiada gente aquГ­.

Ella dijo: —Tuvo que haberla sometido de alguna forma antes de atarla. ¿Y qué del otro cadáver, la víctima que fue asesinada antes? ¿El médico forense local encontró drogas en su sistema?

—Se encontró flunitrazepam en su torrente sanguíneo —dijo el forense Hammond.

Riley mirГі a sus colegas. SabГ­a lo que era el flunitrazepam, y sabГ­a que Jenn y Bill tambiГ©n. Su nombre comercial era Rohypnol, y se conocГ­a comГєnmente como la droga para cometer violaciones. Era ilegal, pero muy fГЎcil de comprar en las calles.

Y ciertamente habrГ­a sometido a la vГ­ctima, dejГЎndola indefensa aunque quizГЎ no totalmente inconsciente. Riley sabГ­a que el flunitrazepam tenГ­a un efecto amnГ©sico una vez que sus efectos se desvanecГ­an. Se estremeciГі al darse cuenta que quizГЎ sus efectos habГ­an desvanecido aquГ­, justo antes de morir.

Si fue asГ­, la pobre mujer no habrГ­a tenido ninguna idea de cГіmo o por quГ© le habГ­a sucedido esa cosa tan terrible.

Bill se rascó la barbilla mientras miraba el cuerpo y dijo: —Así que tal vez esto comenzó como una «violación», con el asesino drogando su bebida en un bar o una fiesta o algo así.

El forense negó con la cabeza y dijo: —Aparentemente no. No se encontraron rastros de la droga en el estómago de la otra víctima. Debió haber sido inyectada.

Jenn dijo: —Eso es raro.

El subjefe Toro Cullen mirГі a Jenn con interГ©s.

—¿Por qué? —preguntó.

—Es un poco difícil de imaginar, eso es todo —dijo Jenn, encogiéndose de hombros—. El flunitrazepam no hace efecto de inmediato, sin importar cómo se administre. En una situación de violación, eso generalmente no importa. La víctima desprevenida tal vez se toma unos tragos con su futuro asaltante, empieza a sentirse mareada sin saber muy bien por qué y dentro de pronto queda indefensa. Pero si el asesino le clavó una aguja, se habría dado cuenta de que estaba en problemas, y habría tenido unos minutos para luchar antes de que la droga hiciera efecto. No me parece tan... eficiente.

Cullen le sonriГі a Jenn coquetamente.

—Tiene sentido para mí —dijo Cullen—. Déjame enseñarte.

Se colocГі detrГЎs de Jenn, quien era mucho mГЎs bajita que Г©l. EmpezГі a alcanzar alrededor de su cuello por detrГЎs.

Jenn se apartó y le preguntó: —Oye, ¿qué estás haciendo?

—Solo estoy demostrando. No te preocupes, no te haré daño.

Jenn resoplГі y se mantuvo alejada de Г©l.

—Tienes toda la razón, no lo harás —dijo ella—. Y estoy bastante segura de que sé lo que tienes en mente. Piensas que el asesino usó una llave.

—Eso es correcto —dijo Cullen, aun sonriendo—. Específicamente una llave al cuello. —Se retorció el brazo para ilustrar sus palabras y explicó—: El asesino se le acercó por detrás, luego dobló el brazo así alrededor de la parte delantera de su cuello. La víctima todavía podía respirar, pero sus arterias carótidas estaban bloqueadas, cortando el flujo sanguíneo al cerebro. La víctima perdió el conocimiento en cuestión de segundos. Luego fue fácil para el asesino administrar una inyección que la dejó indefensa por un período más largo.

Riley detectГі la fricciГіn que habГ­a entre Cullen y Jenn. Cullen era obviamente un hombre condescendiente, cuya actitud hacia Jenn era tambiГ©n coqueta.

A Jenn obviamente no le agradaba ni un poquito, y Riley se sentГ­a igual. El hombre era superficial, con un pobre sentido del comportamiento apropiado a la hora de tratar con una colega, y un sentido aГєn peor de cГіmo comportarse en una escena del crimen.

Sin embargo, Riley tenГ­a que admitir que la teorГ­a de Cullen era sГіlida.

Era desagradable, pero no era estГєpido.

De hecho, podrГ­a ser de mucha ayuda trabajar con Г©l.

В«Bueno, si es que podemos soportar estar cerca de Г©lВ», pensГі Riley.

Cullen se bajГі de las vГ­as y por la pendiente y seГ±alГі un espacio donde la tierra habГ­a sido acordonada.

Él dijo: —Encontramos unas huellas de neumáticos, desde donde condujo por aquí después de girar en la carretera principal en el paso a nivel. Son huellas grandes, obviamente de algún tipo de vehículo todoterreno. También encontramos unas pisadas.

Riley dijo: —Haz que tu gente les tome fotos. Las enviaremos a Quantico y haremos que nuestros técnicos las busquen en nuestra base de datos.

Cullen puso los brazos en jarras por un momento, contemplando la escena con lo que le parecГ­a a Riley una sensaciГіn de satisfacciГіn.

—Tengo que decir que esto es una nueva experiencia para mí y mis hombres. Estamos acostumbrados a investigar robos de carga, vandalismo, colisiones, y cosas por el estilo. Los asesinatos son escasos y aislados. Y algo así... Bueno, nunca hemos visto algo así antes. Supongo que esto no es nada especial para ustedes del FBI. Ya están acostumbrados. —Cullen no obtuvo respuesta y se quedó callado por un momento. Luego miró a Riley y sus colegas y añadió—: Bueno, no quiero tomar mucho de su valioso tiempo. Solo denos un perfil y mi equipo se encargará. Pueden regresar a casa hoy mismo, a menos que realmente quieran pasar la noche.

Riley, Bill y Jenn intercambiaron una mirada sorprendida.

ВїRealmente creГ­a que podrГ­an terminar su trabajo aquГ­ tan rГЎpido?

—No estoy segura de lo que quieres decir —dijo Riley.

Cullen se encogió de hombros y dijo: —Estoy seguro de que ya han determinado algo en cuanto al perfil. Después de todo, para eso es que están aquí. ¿Qué pueden decirme?

Riley vaciló por un momento y luego dijo: —Solo podemos decirte generalizaciones. Estadísticamente, la mayoría de los asesinos que dejan cadáveres en escenas de crimen tienen antecedentes penales. Más de la mitad de ellos tienen edades comprendidas entre los quince y treinta y siete. Y más de la mitad son afroamericanos, empleados por lo menos a tiempo parcial y han completado su educación secundaria. Algunos de esos asesinos han tenido problemas psiquiátricos y algunos han estado en el ejército. Pero...

—Pero ¿qué? —preguntó Cullen.

—Trata de entender que nada de esto es información realmente útil, al menos no a estas alturas. Siempre hay casos aparte. Y nuestro asesino está empezando a parecer un caso aislado. Por ejemplo, el tipo de asesino del que estamos hablando generalmente tiene motivaciones sexuales. Pero ese no parece ser el caso aquí. Supongo que no es típico de muchas formas. Tal vez no es típico en absoluto. Todavía tenemos mucho trabajo por hacer.

Por primera vez desde que habГ­a llegado, la expresiГіn de Cullen se oscureciГі un poco.

Riley agregó: —Y quiero que su teléfono celular sea enviado a Quantico, junto con el de la otra víctima. Nuestros técnicos tienen que ver si pueden extraerle información.

Antes de que Cullen pudiera responder, su propio telГ©fono celular sonГі y Г©l frunciГі el ceГ±o.

Él dijo: —Ya sé quién es. Es el administrador ferroviario, queriendo saber si ya puede poner los trenes en marcha. La línea tiene tres trenes de carga y un tren de pasajeros con retraso. Hay una nueva tripulación lista para llevarse el tren que aún está en las vías. ¿Ya podemos mover el cadáver?

Riley asintió y le dijo al forense: —Adelante, métela en tu furgoneta.

Cullen se dio la vuelta y tomГі la llamada mientras que el mГ©dico forense llamГі a su equipo y se pusieron a trabajar en el cadГЎver.

Cuando Cullen colgГі la llamada, parecГ­a estar de muy mal humor.

Les dijo a Riley y sus colegas: —Supongo que se quedarán por un tiempo.

Riley creyГі entender lo que lo estaba molestando. Cullen estaba ansiando resolver un caso sensacional, y no habГ­a esperado que el FBI le robara los aplausos.

Riley dijo: —Mira, estamos aquí a petición tuya. Pero creo que nos vas a necesitar, al menos por un tiempo más.

Cullen negó con la cabeza y arrastró los pies. Luego dijo: —Bueno, mejor nos vamos a la comisaría de Barnwell. Tenemos que lidiar con algo bastante desagradable allí.

Sin decir nada mГЎs, se volviГі y se alejГі.

Riley mirГі el cuerpo, que ahora estaba siendo cargado en una camilla.

«¿Más desagradable que esto?», se preguntó.

Se sentГ­a atontada mientras ella y sus colegas siguieron a Cullen de vuelta por donde habГ­an venido.




CAPГЌTULO SEIS


Jenn Roston estaba enfurecida mientras se volviГі para seguir sus colegas. CaminГі por los ГЎrboles detrГЎs de Riley y el agente Jeffreys mientras el subjefe Jude Cullen guiaba el camino hacia los vehГ­culos estacionados.

«Se hace llamar �Toro’ Cullen», recordó con desprecio.

Le alegraba tener a dos personas entre ella y el hombre.

Seguía pensando: «¡Trató de hacerme una llave!»

Estaba segura de que habГ­a estado buscando una excusa para manosearla. TambiГ©n era seguro que estaba buscando una oportunidad para demostrar su control fГ­sico sobre ella. Ya era bastante malo que sentГ­a la necesidad de explicarle la llave y sus efectos, como si ella ya no supiera todo esto.

PensГі que los dos eran afortunados por el hecho de que Cullen en realidad no habГ­a puesto su brazo alrededor de su cuello. Si eso hubiera pasado, Jenn quizГЎ no se habrГ­a podido controlar. Aunque el hombre era ridГ­culamente musculoso, probablemente habrГ­a acabado rГЎpidamente con Г©l. Obviamente eso habrГ­a sido bastante indecoroso en una escena del crimen y no habrГ­a hecho nada para promover las buenas relaciones entre los investigadores. Jenn sabГ­a que lo mejor habГ­a sido que las cosas no se habГ­an descontrolado.

Por sobre todo lo demГЎs, ahora Cullen parecГ­a estar cabreado por el hecho de que Jenn y sus colegas no se iban aГєn y porque no podrГ­a acaparar toda la gloria de resolver el caso.

В«Mala suerte, imbГ©cilВ», pensГі Jenn.

El grupo saliГі de los ГЎrboles y se metiГі en la camioneta policial con Cullen. El hombre se quedГі callado durante el viaje a la comisarГ­a y sus compaГ±eros del FBI tampoco dijeron nada. Supuso que, como ella, estaban pensando en la escena del crimen espantosa y en el comentario de Cullen que tendrГ­an que lidiar con algo bastante desagradable en la comisarГ­a.

Jenn odiaba los acertijos, tal vez porque la tГ­a Cora a menudo era tan crГ­ptica y amenazante en sus intentos de manipulaciГіn. Y tambiГ©n odiaba vivir con la sensaciГіn de que algo de su pasado podrГ­a destruir su sueГ±o hecho realidad de ser agente del FBI.

Cuando Cullen estacionГі la furgoneta frente a la comisarГ­a, Jenn y sus colegas se bajaron y lo siguieron adentro. AllГ­, Cullen los presentГі al jefe de policГ­a de Barnwell, Lucas Powell, un hombre de mediana edad con un mentГіn hundido.

—Vengan conmigo —dijo Powell—. Todos están aquí. Mi gente y yo no sabemos lidiar con este tipo de cosas.

ВїA quГ© tipo de В«cosasВ» se referГ­a?

El jefe de policГ­a Lucas Powell llevГі a Jenn, sus colegas y a Cullen directamente a la sala de entrevistas de la comisarГ­a. Adentro encontraron a dos hombres sentados en la mesa, ambos vistiendo chalecos amarillo neГіn. Uno era delgado y alto, un hombre mayor pero de aspecto vigoroso. El otro era mГЎs bajito, como de la altura de Jenn, y probablemente no mucho mayor que ella.

Estaban bebiendo tazas de cafГ© y mirando la mesa fijamente.

Powell introdujo primero al hombre mayor y luego al segundo hombre.

—Les presento a Arlo Stine, el conductor de carga. Y él es Everett Boynton, su conductor auxiliar. Cuando el tren se detuvo, ellos fueron los que descubrieron el cadáver.

Los dos hombres apenas levantaron la mirada.

Jenn tragГі grueso. Seguramente estaban traumatizados.

Sin duda tendrГ­an que lidiar con algo desagradable.

Entrevistar a estos hombres no serГ­a fГЎcil. Por si fuera poco, probablemente no aprenderГ­an nada que los ayudarГ­a a atrapar al asesino.

Jenn se apartГі mientras Riley se sentГі en la mesa con los hombres y hablГі en voz baja.

—Siento mucho que hayan tenido que lidiar con esto. ¿Cómo lo están sobrellevando?

El hombre mayor, el conductor, se encogió de hombros y dijo: —Estaré bien. Lo crea o no, he visto este tipo de cosas antes. Me refiero a muertos en las vías. He visto cuerpos aún más mutilados. Nadie se acostumbra a eso, pero… —Stine asintió con la cabeza hacia su auxiliar y agregó—: Pero Everett nunca ha pasado por esto.

El joven levantГі la mirada de la mesa a las personas en la sala.

—Estaré bien —dijo mientras asentía la cabeza, obviamente tratando de sonar como si lo decía en eso.

Riley dijo: —Siento preguntar esto, ¿pero usted vio a la víctima justo antes de…?

Boynton hizo un gesto de dolor y no dijo nada.

Stine dijo: —Solo un vistazo. Los dos estábamos en la cabina. Pero yo estaba en la radio haciendo una llamada de rutina a la siguiente estación, y Everett estaba haciendo cálculos para la curva que estábamos tomando. Cuando el ingeniero comenzó a frenar y sonó el silbato, levantamos la mirada y vimos algo… no estábamos seguros de lo que era. —Stine hizo una pausa y luego agregó—: Pero estábamos seguros de lo que pasó cuando caminamos al sitio para echar un vistazo.

Jenn estaba repasando mentalmente lo que habГ­a investigado en el aviГіn. Ella sabГ­a que las tripulaciones de los trenes de carga eran pequeГ±as. Aun asГ­, parecГ­a que faltaba alguien.

—¿Dónde está el ingeniero? —preguntó.

—¿El maquinista? —dijo Toro Cullen—. Está en una celda de custodia.

Jenn quedГі boquiabierta.

Ella sabГ­a que В«maquinistaВ» era la jerga ferroviaria para un ingeniero.

Pero ВїquГ© demonios estaba pasando aquГ­?

—¿Lo metieron en una celda? —preguntó.

Powell dijo: —No tuvimos otra opción.

El conductor mayor agregó: —El pobre no quiere hablar con nadie. La única palabra que ha dicho desde que ocurrió es �Enciérrenme’. La repitió una y otra vez.

El jefe de policía local dijo: —Así que eso es lo que hicimos. Parecía lo mejor.

Jenn sintiГі una punzada de ira.

Ella preguntó: —¿No han traído a un terapeuta para que hable con él?

El subjefe ferroviario dijo: —Hemos pedido que venga un psicólogo de la empresa desde Chicago. Son las reglas del sindicato. No sabemos cuándo va a llegar.

Riley se veГ­a sobresaltada ahora.

—Ciertamente el ingeniero no se culpa a sí mismo por lo que pasó —dijo Riley.

Al conductor mayor pareciГі sorprenderle la pregunta.

—Por supuesto que sí —dijo él—. No fue su culpa, pero no puede evitarlo. Era el hombre al volante. Es el que se sintió más impotente. Lo está carcomiendo. Odio que se haya encerrado tanto. Realmente traté de hablar con él, pero ni siquiera me mira a los ojos. No debemos quedarnos esperando que llegue una maldita psicóloga ferroviaria. Reglas o no, alguien debería hacer algo ahora mismo. Un buen maquinista como él se merece algo mejor.

Jenn se sintió más enfurecida. Ella le dijo a Cullen: —Bueno, no puedes dejarlo en esa celda solo. No me importa si insiste en estar solo. No puede ser bueno para él. Alguien tiene que tratar de hablar con él.

Todos en la sala la miraron.

Jenn vaciló y luego dijo: —Llévame a la celda de custodia. Quiero verlo.

Riley levantó la mirada hacia ella y le dijo: —Jenn, no estoy segura de que sea una buena idea.

Pero Jenn la ignorГі.

—¿Cuál es su nombre? —les preguntó Jenn los conductores.

Boynton dijo: —Brock Putnam.

—Llévame a él —insistió Jenn—. Ahora mismo.

El jefe de policГ­a Powell condujo a Jenn fuera de la sala de entrevistas y al final del pasillo. Mientras caminaban, Jenn se preguntГі si Riley podrГ­a tener razГіn.

В«Tal vez esto no es una buena ideaВ», pensГі.

DespuГ©s de todo, sabГ­a que su empatГ­a no era su mayor virtud como agente. Ella tendГ­a a ser cortante y franca, incluso cuando se necesitaba ser mГЎs sutil. Ciertamente no tenГ­a la capacidad de Riley de ser compasiva en los momentos apropiados. Y si ni Riley se sentГ­a a la altura de esta tarea, Вїpor quГ© ella creГ­a que debГ­a hacerlo?

Pero no podГ­a dejar de pensar en que alguien deberГ­a hablar con Г©l.

Powell la llevГі a la fila de celdas, todas con puertas sГіlidas y ventanas pequeГ±as.

—¿Quieres que entre contigo? —preguntó.

—No —dijo Jenn—. Creo que será mejor si tenemos privacidad.

Powell abriГі una puerta a una de las celdas y Jenn entrГі. Powell dejГі la puerta abierta, pero se apartГі.

Un hombre de unos treinta aГ±os estaba sentado en el borde de un catre, mirando directamente a la pared. Llevaba una camiseta comГєn y corriente y una gorra de bГ©isbol hacia atrГЎs.

Parada en la puerta, Jenn dijo en voz baja: —¿Señor Putnam? ¿Brock? Mi nombre es Jenn Roston y soy del FBI. Lamento mucho lo que pasó. Solo me preguntaba si quería… hablar.

Putnam no mostrГі ningГєn indicio de siquiera haberla escuchado.

ParecГ­a decidido a no hacer contacto visual con ella, o con cualquier otra persona.

Y de lo que habГ­a investigado en el aviГіn, Jenn sabГ­a exactamente por quГ© se sentГ­a asГ­.

Ella tragГі saliva cuando sintiГі un nudo de ansiedad en su garganta.

Esto iba a ser mucho mГЎs difГ­cil de lo que se habГ­a imaginado.




CAPГЌTULO SIETE


Riley se quedГі mirando la puerta con inquietud luego de que Jenn saliГі de la sala. Mientras Bill les seguГ­a haciendo preguntas al conductor y su auxiliar, se encontrГі preocupada por cГіmo Jenn lidiarГ­a con el ingeniero.

Estaba segura de que el ingeniero estaba muy mal. No le gustaba la idea de esperar mucho mГЎs tiempo por un psicГіlogo ferroviario, posiblemente algГєn funcionario esbirro que quizГЎ estarГ­a mГЎs preocupado por el bienestar de la empresa que por el del ingeniero. Pero ВїquГ© mГЎs se suponГ­a que debГ­an hacer?

ВїY la joven agente terminarГ­a empeorando las cosas para el hombre? Riley nunca habГ­a visto ningГєn indicio que indicara que Jenn era especialmente hГЎbil tratando con la gente.

Si Jenn terminaba alterando aГєn mГЎs al hombre, ВїcГіmo afectarГ­a eso su propia moral? Ya habГ­a estado contemplando dejar el FBI debido a las presiones de su ex madre de acogida delictiva.

Pese a sus preocupaciones, Riley se las arreglГі para prestar atenciГіn a lo que se decГ­a en la sala.

Bill le dijo al Stine: —Usted dijo que ha visto este tipo de cosas antes. ¿Se refiere a asesinatos en vías férreas?

—Oh, no —dijo Stine—. Los asesinatos como ese son bastante raros. Pero gente perdiendo la vida en las pistas, eso es mucho más común de lo que te imaginas. Hay varios cientos de víctimas al año, algunas de ellas amantes de la adrenalina muy estúpidas, muchas más por suicidios. En el negocio, los llamamos �intrusos’.

El joven se retorció en su silla y dijo: —Les aseguro que más nunca quiero volver a ver algo como eso. Pero por lo que me dice Arlo… Bueno, supongo que es parte del trabajo.

Bill le dijo al conductor: —¿Está seguro de que no había nada que el ingeniero pudo haber hecho?

Arlo Stine negó con la cabeza y respondió: —Muy seguro. Ya había desacelerado el tren a cincuenta y seis kilómetros por hora por la curva en la que estábamos. Aun así, no había forma de detener una locomotora diésel con diez vagones de carga detrás de ella lo suficientemente rápido como para salvar a esa mujer. No se puede romper las leyes de la física y detener a varios miles de toneladas de acero en movimiento en un instante. Déjame explicártelo...

El conductor empezГі a hablar de los mecanismos del frenado. Fue una charla muy tГ©cnica, y de ningГєn interГ©s o utilidad para Riley o Bill. Pero Riley sabГ­a que lo mejor era dejar que Stine siguiera hablando, por su propio bien.

Mientras tanto, Riley todavГ­a se encontraba mirando hacia la puerta, preguntГЎndose cГіmo le estaba yendo a Jenn con el ingeniero.



*



Jenn estaba de pie junto a la cama mirando ansiosamente la espalda de Brock Putnam mientras miraba la pared en silencio.

Ahora que estaba con el hombre, descubriГі que no tenГ­a idea de quГ© hacer o decir ahora.

Pero, por lo que habГ­a investigado en el aviГіn, entendГ­a por quГ© era incapaz de mirarla a ella o a cualquier otra persona en este momento. Estaba traumatizado por un solo detalle que a menudo atormentaba a los В«maquinistasВ» que habГ­an vivido lo que Г©l acababa de vivir.

Hace unos momentos, el conductor habГ­a dicho que Г©l y su auxiliar solo le habГ­an echado un vistazo fugaz a la vГ­ctima antes de morir.

Pero este hombre habГ­a obtenido mucho mГЎs que un vistazo fugaz.

HabГ­a visto algo horroroso desde la ventanilla de su cabina, algo que ningГєn ser humano inocente merecГ­a ver.

ВїLo ayudarГ­a decirlo en voz alta?

В«No soy psiquiatraВ», se recordГі a sГ­ misma.

Aun asГ­, se sentГ­a cada vez mГЎs ansiosa de comunicarse con Г©l.

Lentamente y con precaución, Jenn dijo: —Creo que sé lo que vio. Puede hablar conmigo de eso si desea. —Después de una pausa, agregó—: Pero no si usted no quiere.

CayГі un silencio.

В«Supongo que no quiereВ», pensГі Jenn.

Cuando estaba a punto de irse, el hombre dijo en un susurro casi inaudible: —Yo me morí allí.

Las palabras calaron a Jenn hasta los huesos.

Se volviГі a preguntar si siquiera deberГ­a estar haciendo esto.

Ella no dijo nada. Supuso que lo mejor era esperar a ver si Г©l querГ­a decir algo mГЎs. EsperГі durante muchos segundos, albergando una pequeГ±a esperanza de que el hombre se mantendrГ­a en silencio y que pudiera irse sin decir mГЎs.

Luego dijo:

—Lo vi suceder. Yo estaba mirándome… en un espejo. —Hizo una breve pausa y luego agregó—: Me vi a mí mismo morir. Entonces ¿por qué… por qué estoy aquí?

Jenn tragГі grueso.

SГ­, lo que le habГ­a sucedido era exactamente de lo que habГ­a leГ­do en el aviГіn. Cientos de personas morГ­an en vГ­as fГ©rreas cada aГ±o. Y con demasiada frecuencia, los ingenieros vivГ­an un momento increГ­blemente horrible.

HacГ­an contacto visual con la persona que estaba a punto de morir.

Exactamente lo mismo le habГ­a pasado a Brock Putman. La razГіn por la que no podГ­a hacer contacto visual con nadie mГЎs era porque lo hacГ­a revivir ese momento. Y eso lo estaba carcomiendo. Estaba tratando de lidiar con eso negando que nadie mГЎs habГ­a muerto. Con culpa, estaba tratando de convencerse a sГ­ mismo que Г©l, y solo Г©l, habГ­a muerto.

Jenn hablГі con aГєn mГЎs cautela que antes.

—Usted no murió. Usted no se estaba mirando en un espejo. Otra persona murió. Y no fue su culpa. No hubo forma de que pudiera evitar que sucediera. Usted sabe eso, incluso si le está costando aceptarlo. No fue su culpa.

El hombre seguГ­a mirando la pared, pero soltГі un sollozo.

Jenn se alarmГі momentГЎneamente. ВїAcababa de llevarlo al lГ­mite?

В«NoВ», pensГі.

TenГ­a un presentimiento de que esto era bueno, que era necesario.

Los hombros del hombre temblaron un poco mientras sollozaba.

Jenn le tocó el hombro y le dijo: —Brock, ¿podría hacer algo por mí? Solo quiero que me mire.

Sus hombros dejaron de temblar y dejГі de sollozar.

Entonces, muy lentamente, se dio la vuelta en la cama y mirГі a Jenn.

Sus ojos azules brillantes estaban bien abiertos y llenos de lГЎgrimas, y estaban mirando directamente a los ojos de Jenn.

Jenn tuvo que luchar para contener sus propias lГЎgrimas.

Aunque normalmente era cortante, brusca e insensible, cayГі en cuenta de que nunca habГ­a tenido este tipo de interacciГіn con nadie, al menos no profesionalmente.

Ella tragó saliva y luego dijo: —Usted no se está mirando en un espejo en este momento. Usted me está mirando a mí. Está mirándome a los ojos. Y está vivo. Usted tiene todo el derecho a vivir.

Brock Putnam abriГі la boca para hablar, pero no saliГі ninguna palabra.

En su lugar, asintiГі con la cabeza.

Jenn casi que jadeГі del alivio.

«Lo logré —pensó—. Lo hice hablar.»

Luego dijo: —Pero usted se merece más que eso. Se merece averiguar quién hizo esta cosa tan terrible, no solo a esa pobre mujer, sino también a usted. Y se merece justicia. Usted se merece saber que el asesino nunca volverá a atacar. Le prometo que obtendrá justicia. Me aseguraré de ello.

Г‰l volviГі a asentir con la cabeza, con solo un rastro de una sonrisa en sus labios.

Jenn sonrió y dijo: —Ahora salgamos de aquí. Sus dos amigos están preocupados por usted. Vayamos a verlos.

Jenn se levantГі de la cama, y Brock hizo lo mismo. Salieron de la celda juntos, donde el jefe de policГ­a Powell seguГ­a esperando. Powell se veГ­a sorprendido por el cambio en la actitud y el comportamiento de Putnam. Todos regresaron a la sala de entrevistas. Riley, Bill y Cullen todavГ­a estaban allГ­, asГ­ como tambiГ©n los dos conductores.

Stine y Boynton se quedaron boquiabiertos por un momento, luego se levantaron y abrazaron a Brock Putnam. Todos se sentaron en la mesa y empezaron a hablar en voz baja.

Jenn miró al subjefe ferroviario y dijo: —Haz algo para que la psicóloga ferroviaria llegue lo antes posible. —Luego, volviéndose hacia el jefe de policía local, dijo—: Ve a buscarle a este hombre una taza de café.

Powell asintiГі sin decir nada y saliГі de la sala.

Riley se llevó a Jenn a una esquina y le preguntó en voz baja: —¿Crees que alguna vez será capaz de volver a trabajar?

Jenn se quedó pensando por un momento y dijo: —Lo dudo.

Riley asintió y dijo: —Probablemente pasará toda su vida luchando con eso. Es terrible tener que vivir con algo así. —Riley sonrió y agregó—: Pero hiciste un buen trabajo.

El alago de Riley alegrГі mucho a Jenn.

RecordГі de nuevo cГіmo habГ­a empezado su dГ­a, y la forma en que su comunicaciГіn con la tГ­a Cora la habГ­a dejado sintiГ©ndose insuficiente e indigna.

В«Tal vez sГ­ soy ГєtilВ», pensГі.

DespuГ©s de todo, siempre habГ­a sabido que la empatГ­a era una cualidad que carecГ­a y que necesitaba cultivar. Y ahora por fin parecГ­a haber tomado unos pasos para convertirse en una agente mГЎs empГЎtica.

También se sentía energizada por la promesa que acababa de hacerle a Brock Putnam: —Le prometo que obtendrá justicia. Me aseguraré de ello.

Le alegraba haberle prometido eso. Ahora estaba comprometida a cumplir con lo dicho.

«No lo defraudaré», pensó.

Mientras tanto, los dos conductores y el ingeniero siguieron hablando en voz baja, compadeciГ©ndose sobre la terrible experiencia que todos habГ­an vivido, pero que habГ­a sido especialmente horrible para Putnam.

De repente, la puerta de la sala se abriГі y el jefe de policГ­a Powell entrГі.

Les dijo a Cullen y los agentes del FBI: —Será mejor que vengan conmigo. Un testigo acaba de llegar.

Jenn sintiГі una sacudida de emociГіn mientras ella y los otros siguieron a Cullen por el pasillo.

ВїEstaban a punto de obtener la pista que necesitaban?




CAPГЌTULO OCHO


Mientras Riley seguía a Powell por el pasillo junto con los otros agentes del FBI y Toro Cullen, se preguntó: «¿Un testigo? ¿De verdad obtendremos una buena pista tan rápido?»

Sus aГ±os de experiencia le decГ­an que eso no era probable.

Aun asГ­, no pudo evitar albergar la esperanza de que esta vez podrГ­a ser diferente. SerГ­a maravilloso resolver este caso antes de que otra persona fuera asesinada.

Cuando el grupo llegГі a una pequeГ±a sala de reuniones, encontraron a una mujer robusta de unos cincuenta aГ±os caminando de un lado a otro. Llevaba mucho maquillaje y su cabello era de un color rubio antinatural.

La mujer se acercó a ellos. —Ay, esto es horrible —dijo—. Vi su foto en las noticias hace un rato, y la reconocí de inmediato. Qué muerte tan horrible. Pero tenía un presentimiento sobre ella, una mala sensación. Incluso podrían llamarlo una premonición.

Riley se sintiГі un poco desilusionada en ese momento.

Generalmente no era una buena seГ±al cuando los testigos comenzaban a hablar de В«premonicionesВ».

Bill guio a la mujer a una silla. —Siéntese, señora —le dijo—. Tómelo con calma y empecemos desde el principio. ¿Cuál es su nombre?

La mujer se sentГі, pero comenzГі a retorcerse en la silla.

Bill se sentГі en una silla cercana, girГЎndola un poco para hablar con ella. Riley, Jenn y los otros tambiГ©n se sentaron alrededor de la mesa de la sala de reuniones.

—¿Su nombre? —volvió a preguntar Bill.

—Sarah Dillon —dijo ella, sonriéndole—. Vivo aquí en Barnwell.

Bill le preguntó: —¿Y cómo conocía a la víctima?

La mujer lo miraba como si la pregunta la había sorprendido. —Bueno, realmente no la conocía. Intercambiamos palabras de vez en cuando.

Bill preguntó: —¿La vio esta mañana, antes de que fuera asesinada?

Sarah Dillon se veГ­a mГЎs sorprendida que antes.

—No. Llevo un par de semanas, quizá más, sin verla. ¿Qué importa eso?

Riley intercambiГі miradas con Bill y Jenn. Ella sabГ­a que estaban pensando lo mismo.

ВїUn par de semanas o mГЎs?

Por supuesto que importaba mucho.

Cuando Powell les habГ­a dicho que habГ­a llegado un testigo, Riley habГ­a supuesto que era que conocГ­a a la vГ­ctima personalmente o que habГ­a visto algo verdaderamente esencial para el caso, quizГЎ hasta el secuestro en sГ­. Sin embargo, ella sabГ­a que tenГ­an que hacerle seguimiento a todas las pistas posibles. Hasta el momento, no tenГ­an nada mГЎs con quГ© continuar.




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